GISELLE BUNDCHEN NO RESIDE EN SAO PAULO
He salido a pasear por la multitudinaria y caótica ciudad de
Sao Paulo con el único objetivo de hacerme el encontradizo y con un poco de
suerte poder charlar y si era el caso, dar dos besos a la bella Giselle Bundchen, el símbolo del Brasil moderno y guapo del que todos nos vamos enamorando
a escasas fechas del mundial. Y la verdad es que no la encontré.
Cogí el metro en Republica para ver si aparecía en alguna
estación y entre el olor del rio podrido de Sao Paulo y las apreturas del
metropolitano ni siquiera intuí su presencia. En La Praza da República creí
verla correr entre la muchedumbre pero fue solo un espejismo, baje hacia el
Teatro de la Opera donde sonaban los acordes de flautas indígenas, entra en la
hermosa cafetería decoradas de ocres y dorados y espere sentado con una Brahma
en la mano pero tampoco apareció la bella.
Salí de nuevo a la calle y recorrí la calle 27 de Marzo con
la esperanza de verla pararse en los puestos de vuvuzelas y bandeiras que
anuncian el mundial, pero no tuve tampoco suerte y al final la creí ver
comprando fruta en el mercado central, corrí de nuevo y al llegar, una turista
rubia me sonrió, pero no era ella y me senté en un bar a comer un bocadillo de
mortadela y beberme una nueva Brahma.
Pregunte y me dijeron que a lo mejor la encontraría en la
vetusta catedral de Sao Paulo pero al llegar allá me decepcioné, solo hay pobres,
profetas y turistas ocupando la bancada central de la iglesia y allá tampoco
estaba.
Al final me deje caer por la avenida Paulista entre tienda
lujosas y edificios señoriales pero Bundchen tampoco se dejó ver y cuando ya desistía en mi empeño, una chica hermosa,
joven y con mucha alegría me dijo “vose nom sabe meu amigo, Giselle no viu a
Sao Paulo, ella viu a Rio”. Me quede mirando a la gran ciudad que lo engulle
todo y pensé, bueno no encontré a la Bundchem pero encontré un Sao Paulo
abigarrado y grande que espera el mundial con impaciencia y tampoco ha estado
mal el paseo. Moito Obrigado.
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