SE MECE EL GUADALQUIVIR EN LAS TARDES DE SEVILLA (III)

Juan Ramón Jiménez, el reconocido autor onubense, dejó tambien sus elegías al río de los ríos andaluces. En Sevilla el río se muere placenteramente en las orillas de Triana y Sevilla para luego emerger como ave Fenix y continuar su rumbo a la blanca Cádiz que lo verá morir.

En Sevilla el río ya es longevo y calmo, a bebido de todos sus hijos en un largo camino y en la capital andaluza quiere dejar huella y hermosura. Se deja pintar en las orillas por jóvenes enamoradas, surcar por las flechas veloces de los palistas del Circulo Ecuestre y al final, besando la orilla de Triana, se adormece en la darsena del Puente de Triana, mientras cae la tarde en el horizonte. Así es el río a su paso por mi tierra.


Juan Ramón Jiménez, se pregunto si resucitan los riós.

¿Resucitan los ríos? ¿Van al paraíso? ¡Entonces, tú lo sabías, Guadalquivir del amanecer, en un viaje mío del Madrid de la tierra a la Sevilla del cielo; luminoso y tranquilo Guadalquivir bajo el inmenso carmín inflamado del cielo!


¿O es que ya subimos los dos de la tierra y estamos en el paraíso nuestro Guadalquivir? Si recuerdo y suelo son iguales de falsos o de verdaderos ¿quién sabe, río del alba en Peñaflor, entre álamos blancos y luces eléctricas de calle al campo, dónde estamos de verdad ahora?

No sé. Ni sé si te estoy viendo, si te estoy recordando, o si te estoy soñando. Tu me rodeas bello la emoción, entrando y saliendo del sueño a la realidad y de la realidad al recuerdo, por un maravilloso paisaje momentáneo que no sé en qué Andalucía de cuándo, ni de dónde vi

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