SAN FRANCISCO: ES TIEMPO DE FENTANILO, EL ORGULLO QUEER Y EL MOMA

Elvis me dispara al corazón en el MOMA de SF

Volvemos a California, volvemos a San Francisco en esta primavera sonora y animada. La primera vez que vine, corría el año 1992, un cartel de BUDWEISER en la entrada del puente de Oacklan anunciaba, "Tan fría como un verano de San Francisco". La cerveza nunca te la ponen helada en los bares californianos, pero el frío de este "verano que entra", si es acertado y en la noche te hiela las orejas si no vas abrigado.

Desde que llegas a la ciudad notas una decadencia inusual en la misma. Las calles están llenas de "homeless" y el fentanilo camina con paso propio por una ciudad que siempre fue hermosa y acogedora. El turismo deambula zombie por las calles con sus "selfies" intentando evitar esas imágenes, no son bonitas y no quedan bien en el "instan", solo los turistas más curiosos se atreven a disparar sus móviles sobre una inmensa turba de drogadictos que se arremolinan sobre el suelo de la Ellis, O'Farrel o James streets en pleno centro de la ciudad. 

El alcalde de SF  se queja de que New York se los envía en avión; los locales se quejan de que el alcalde de SF, no hace nada al respecto y mientras, Bergman ha instalado su ajedrez de la muerte en la misma plaza de Union Square. Allá reflexiona con los transeúntes buscando respuestas, como en El Séptimo Sello, mientras que un universo de queers, trans, heteros, homos y lesbianas, comienzan las celebraciones de lo que será el día más orgulloso de 2.024, sin darse apenas cuenta, que la alegoría de todo ello es la inminencia de la muerte que ya yace por muchas de sus calles. 

Me alejo de este sueño de muerte y Fentanilo buscando el MOMA de SF un museo moderno que, ajeno a todo ello, monta fiestas para los jóvenes que ha traído Apple a la ciudad en su convención anual.  A duras penas puedo entrar, pero nada más traspasar la puerta, Andy Wharhol, me mira irónico desde una esquina y Dolly Parton, la musa country más bella que nunca, me canta al odio "I will alwais love you", sin darse cuenta que Elvis, ha desenfundado sus pistolas y con 6 colts repetidos me dispara al corazón.

Nunca falta Warholl, pero esta vez vengo buscando una exposición única, la artista sudafricana Zanelle Muholí. La cotizada artista africana, cuelga sus fotografías y esculturas en el MOMA. Nos habla del universo queer de Sudáfrica, de personas que no quieren ser encasilladas como masculinos o femeninas, que se sienten diferentes, Aquí a las salas han acudido muchas personas queer américanas,  un raro termina para definirlas, ya que significa eso, raro. 

Delante de un vídeo, una performance de como es la vida de estas personas en un gueto sudafricano, un queer con barba rubia, alto y delgado,  vestido de flores rosas y botas de militar negras, llora desconsoladamente, no se puede creer el dolor que sufren no solo las personas sin genero como él,  sino los homosexuales y lesbianas en África.


Un hombre negro con sombrero, firme e inhiesto, no se mueve de la sala, lo observo un buen rato, esta inerme. No he traído al blog algunas de las fotos más vistas en la exposición, pero son realmente crueles. La comunidad negra de San Francisco asiste incrédula ante tanto dolor expresado en esas bellas imágenes. Hay más, y muchas de ellas son tan hermosas que son imposibles describirlas. La exposición contiene una cincuentena de obras que nos enseña la vida en los guetos sudafricanos sin tapujos para esta comunidad. Bravo por Zanele Muholi.


Creo que en San Francisco, otrora acogedora y benigna, hoy todos nos sentimos raros. Un policía que me retuvo en la aduana, al mismo tiempo que me negaba conocer España y tras el interrogatorio de turno, me confeso que nunca había estado en Yosemite, el parque por excelencia de California, pero se enorgullecía de que viniera a ver su ciudad y sus parques.  El taxista sin papeles que me trae, llego desde Honduras hace 12 años y aunqué todavía es ilegal en este país, cree que esto solo lo solucionará Trump. 

Un queer con el que tomo café, sentado delante de una obra espectacular que retrata a una queer negra en el agua amputado un ojo por la violencia de genero, esta convencido de que poder ir con "faldas y a lo loco" (textualmente traducido), solo se puede hacer aquí en San Francisco, que ninguna otra ciudad del país esta preparada para ello. Tras la vidriera de la cafetería del MOMA, don drogadictos fuman fentanilo apoyados en la pared del museo ajenos a nuestra charla. Los queer están contentos pos su libertad, las madres y familias de tantos drogadictos luchan por una ley que los salve, mientras USA pone restricciones a los productos de China con aranceles, pero el país de la Libertad( ay Madrid como me acuerdo de ti y de Ayuso) no veta a los fabricantes chinos de fentanilo que son los culpables de lo que esta pasando aquí.

Ya abajo en la sala  de la Colección Stein, están colgados los artistas más clásicos del MOMA y delante de "Mujer con sombrero" de Matisse,  otra mujer, esta de pelo anaranjado, observa fascinada el cuadro, imagino que sus colores y su expresividad, como a mí,  es lo que más le llama la atención. Yo miro la escena y robo la foto, creo intuir el momento en que la dama con sombrero exclama "y tu de que cuadro te has escapado tan bella y con tantos colores".  

Un caballo desbocado de dolor corre por SF entre flores de las marquesinas que esperan el Día del Orgullo y la indiferencia del turismo que visita la ciudad...



Diario de un viajero sorprendido en el Oeste Americano
J.L. Rivera

Comentarios

  1. Estremecedor reportaje, escrito por alguien con alma de periodista.

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    1. y corazón de melón jajaja, gracias querido amigo, muchos años de redacciones vacias y micrófonos afilados, un abrazo

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    1. gracias anónima amiga, jajaja, me encantan que comentéis y participéis de este blog sencillo y viajero

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  3. Fabuloso relato, un abrazo

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    1. cosas que uno observa y le llaman la atención querido Juan, un abrazo

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  4. Interesante artículo que nos sumerge en las calles de esa increíble ciudad, que pudimos visitar hace pocos meses de tu mano, José Luis. Te diré que me impactó tremendamente.
    Construida dicen sobre siete colinas (o más). Y atractiva como una mujer cuya piel estuviera tatuada por los raíles de los tranvías que atraviesan sus sinuosas curvas, colina arriba, colina abajo.
    El Golden Gate, majestuoso, deslumbrante, con su sombra rojiza atravesando la Bahía (¡vaya fotazas le hizo José Alberto al atardecer!).
    El puerto, invita a pasear para disfrutar del espectáculo gratuito de los leones marinos, retozando con sus brillantes lomos al sol.
    Y piensas ¡qué suerte debe ser vivir aquí!, esos agradables paseos en barco por la Bahía, el bullicio de las calles con su rumor inconfundible a tranvía.
    Ciudad abrazada por el Pacífico, con su intenso color azul y los surfistas que juegan a coger olas entre la espuma blanca. Todo un disfrute.
    Hasta que topas de bruces y sin esperarlo con esa persona que vaga sin rumbo y con la mirada vacía, muerta, dando tumbos de forma patética. Y ves que hay muchos más. Gente joven, convertida en auténticos zombis por culpa del maldito Fentanilo.
    Y te preguntas dónde quedó su sueño americano. ¿Cómo pudieron tirar su vida de esa forma viviendo en un lugar maravilloso?
    La antigua prisión de Alcatraz preside lo alto de la isla del mismo nombre, testigo del triste destino de cientos de vidas arruinadas en el pasado por la delincuencia o la mala suerte.
    Y pienso, ¡qué ironías tiene la vida! No hace falta irse hasta Alcatraz con sus inexpugnables muros. Ellos viven en una prisión aún mas cruel. Son presos de su propio cuerpo, y sin la menor esperanza.
    Un sueño americano que se convirtió en pesadilla para algunos.

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    1. Gracias Pilar por tu excelente comentario, casi diría que merece el titulo de articulo del blog, anímate y escríbenos alguno de tu experiencia en este viaje sera bienvenido, si lo adornas con tus fotos, todo un lujo. Un beso enorme

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