Los Moghiya. Un tribu indómita y la conservación del tigre.

 

La escuela de pintura de Ranthambore tiene como motivos principales al tigre  y las demás especies que pueblan el parque.

Fueron los Badavia, proscritos en los bosques por servir a un rey depuesto por el emperador mogol Akbar.

Adoptaron una forma de vida móvil, nómada, sin trabajar las tierras que anclasen su libertad indómita. Se escindieron en varios clanes: los kalvelias (encantadores de serpientes), los sasis (que regentan burdeles), los ghadia lohars (herreros), los phase paradhis (tramperos) y los moghiyas (cazadores de tigres).

Los paisajes del tigre se han transformado con los nuevos tiempos: de la caza a la conservación.

Durante quinientos años, los moghiya han vivido cazando en los bosques que forman la actual Ranthambore. Gente que “puede matar a un tigre en un santiamén”, siempre fuera del sistema de castas, criminalizados por los dominadores británicos y, finalmente, usados por los marajás para aprovechar sus habilidades en las legendarias cacerías reales.

Con la decadencia de los marajás y la protección del tigre de bengala, los moghiya fueron desplazados de sus bosques y les fueron asignadas tierras, que ellos no sabían cultivar. Con los hombres dedicados al furtivismo, para lo que habían sido adiestrados y promovidos durante siglos, la población de tigre protegida no remontaba. Fue Fateh Singh Ratore, el padre de Ranthambore, el que entendió que ellos eran la clave para la conservación del tigre. Había que buscar una forma de ingresos alternativa a la caza furtiva.

Mujeres moghiya en sus talleres.












Hoy, los hombres moghiya se emplean como guías y conductores en el ecoturismo del tigre y doscientos niños se integraron en el Moghiya Education Programme, resultando en una reconocible escuela de pintura de naturaleza. Finalmente, una serie de microcréditos han permitido a las mujeres de la tribu crear sus talleres textiles, con los que surten las necesidades de los hoteles de la zona y venden sus productos a los turistas. Desde Ecowildlife, colaboramos con estos proyectos mediante donaciones de material y, su cooperativa es visita obligada para nuestros viajeros, quienes conocen así otra cara de la conservación de las especies y el ecoturismo.

 Gracias a que se entendió el factor antropológico en la conservación de las especies, la comunidad de “cazadores de tigres” vive ahora de los tigres vivos.

Un joven pintor, formado en el Moghiya Education Programme, trabaja en uno de sus bellas pinturas.

En Noviembre salimos de nuevo a los Senderos del Tigre, si quieres acompañarnos, no dejes de visitar este enlace.





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