NORUEGA: CABO NORTE, DONDE NO SE PONE LA NOCHE EN VERANO


Es mayo y la tierra en el Círculo Polar Ártico empieza a despertarse, sacudiendo su manto frío y invernal. El sol, incansable, se regala días y noches, pintando este norte con una luz mágica. Aquí, en verano, el sol ni se pone.


El sol, con ese naranja constante que parece no cambiar, acaricia nuestras caras como si fuera un amante que nunca quiere soltarnos. Nos esperan ochocientos kilómetros por parajes de ensueño en las carreteras que unen Alta con las llanuras del Nordkapp, donde el viento susurra secretos a la nieve eterna y los renos buscan su alimento.

Los ríos parecen bailar ante nuestros ojos, ahora libres del hielo del invierno, y su corriente se vuelve como un lienzo lleno de vida, fuerte y salvaje. El río Tana corre con rapidez, llevando trozos de hielo que bailan, se pierden y vuelven a encontrarse. Renos, águilas y zorros cruzan nuestro camino, con miradas que parecen decir: "¡Es primavera!" Los primeros brotes de abedul empiezan a mostrar color, y las bayas rojas indican que la estación está llegando.

Video del Sol de Medianoche en el Ártico

En Kárášjohka, disfrutamos del Parlamento Sami, donde nuestro anfitrión Anders Henriksen comparte historias de un pueblo que enfrentó momentos oscuros y olvidos. ¿Es un pasado muy lejano? Tal vez sí, tal vez no. Pero hoy, sus raíces florecen orgullosas en un edificio moderno, que mantiene ese aire ancestral de los últimos aborígenes europeos.

Cruzamos hacia Finlandia, solo media hora en coche, hacia unos bosques que parecen infinitos. Los abetos, con un verde brillante y primaveral, susurran al viento entre sus ramas, celebrando el renacer de la primavera.

El Cabo Norte nos llama, con sus promesas de luz eterna. En Honnisvåg, la pequeña ciudad se va desperezando al sol mientras el Hurtigrutten atraca en su coqueto muelle y sus viajeros se desparraman en busca de la última instantánea, la imagen perfecta para Instagram o el restaurante donde disfrutar del King Crab, ese manjar de dioses, de precio prohibitivo, que se pesca en estos fiordos.

Y finalmente, Nordkapp se abre ante nosotros, con el sol descansando sobre el horizonte. La noche desaparece en una luz continua, y el termómetro marca solo cero grados. El frío se desvanece ante este espectáculo celestial: el sol de medianoche, gigante e impresionante. Es un espectáculo que nunca olvidaremos.

Los renos se acercan con curiosidad, con ojos que parecen reflejar estas tierras movidas por el viento. Nos miran en silencio, preguntándose quizás: "¿No ves que ya llegó la primavera al Cabo Norte?"

Salimos de nuevo en mayo, más información en este enlace.

JUAN RAMÓN PÉREZ

Comentarios

  1. Que texto más bonito, compañero. Captas toda la belleza de la primavera ártica. Gracias.

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