TRAS LOS PASOS DEL DR. LIVINGSTONE
El 8 de Diciembre de 1840, el Dr. David Livingstone embarcaba en el puerto de Londres a bordo del velero "George" camino de Ciudad del Cabo en la colonia sudafricana inglesa, unos días antes había salido de cerca de Glasgow, de su pequeña localidad natal de Blantyre, acompañado de su padre para ser ordenado sacedorte y misionero en Londres. Recién licenciado en medicina y teología, disponía de cursos superiores de ciencia, geografía y geología y tenía mucha hambre de mundo. El misionero abolicionista, médico y aventurero miro atrás cuando abandonaba su país y, quizás, con el mareo del viaje del que tanto padeció en alta mar o simplemente por la emoción del momento, se dio cuenta de que emprendía un viaje del que no volvería jamás (al menos su alma siempre estuvo en África). Su destino era la recién conquistada Sudafrica de los esclavistas holandeses, su objetivo, acristianar almas y descubrir ese nuevo mundo. Tal vez se le pasó en ese instante por la mente como muchos compatriotas antes que él, habían perecido por las lanzas zulúes o tal vez, se acordaba de los consejos recibidos por otros africanistas en cuanto a seguridad y enfermedades tropicales, y es eso le que le llevo a tan dramáticos pensamientos.
176 años después de aquella aventura, vuelvo a leer esta vieja edición de su biografía. Libro que fue escrito para el 150 aniversario de su muerte por Rob Mackenzie y que tituló "La verdad detrás de la leyenda". Este libro, ya de pastas raídas y hojas llenas de anotaciones, lo compré en el museo que a su memoria existe en la fronteriza, peligrosa y polvorienta ciudad de Livingstone en Zambia. El recuerdo me trae el rumor de "mosi oa tunya", el humo que ruge en lengua tribal y que nuestro aventurero renombró como Cataratas Victoria cuando las vió por primera vez en 1855. Era la primera vez que un europeo se adentraba en esas tierras. El murmullo del Rio Zambeze por el que navegó y las planicies del Okavango donde cabalgo y acampo tantas noches de su vida, quedan en el recuerdo de los que hoy nos atrevemos a vivir sus aventuras.
Vídeo de cazadores de hombres en Sabi Sabi
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