NORUEGA: Primavera al sol de medianoche.

El sol de medianoche en el CABO NORTE

Estaba emocionada. El naranja intenso de ese atardecer que no termina nunca bañaba su cara. Valieron la pena todos y cada uno de los 800 kilómetros que llevábamos recorridos en nuestra furgoneta desde Alta, hasta Karasjok y de la pequeña capital Sami noruega hasta el reino del norte, donde el viento y el frío se enseñorean en las planicies del Nordkapp, a 71 grados norte.

En el camino el caudal de los numerosos ríos se incrementa exponencialmente por el deshielo, hasta el punto de que, por ejemplo, el Río Tana parece una vía de alta velocidad para grandes trozos de hielo que bajan rápido para atorarse en los meandros. Renos, águilas, zorros, alces, nos salen al paso como si dijeran: ¡Ey!, para y disfruta, ¿no ves que es primavera? ¿no ves que la nieve desaparece y los tiernos brotes de abedules y multitud de bayas empiezan a coger color?

Es mitad de mayo y el contraste de la tierra desperezándose del crudo invierno, sacudiéndose la nieve y el frío, con el sol que está todo el día y toda la noche bañándonos en luz, hacen de estos parajes un lugar increíble.
 

En nuestro camino, el Parlamento Sami de Noruega, en Kárášjohka como ellos llaman a esta capital nativa de Noruega, nos recibió como siempre con la sonrisa franca de Anders Henriksen, explicándonos las peculiaridades de un edificio singular y la historia de un pueblo que ha vivido de espaldas a su realidad ancestral por aquello de la modernidad y la discriminación a la que los ha sometido el pueblo noruego. Afortunadamente eso son historias pasadas…o no.

Después, un breve salto a Finlandia, apenas media hora de carretera desde Karasjok y allí nos esperan los interminables bosques de abetos también agradeciendo con un verde explosivo, la llegada de la primavera. Visitamos un pequeño complejo de cabañas que abrirá apenas tres días después. Dan los últimos retoques y una buena puesta a punto a sus instalaciones para afrontar el verano en las mejores condiciones. 

Nos espera el Cabo Norte, con la sincera esperanza de que el astro rey nos muestre toda su magnificencia en forma de luz. Y así mismo es, llegamos a la pequeña Honnisvag y unos jóvenes, que nos sorprenden atronando la calle Storgata con un altavoz a todo volumen, nos invitan con carteles en noruego a que toquemos el claxon del coche. Evidentemente nuestros conocimientos del noruego no dan para tanto y paramos a preguntarles. Se preparan para la intensa jornada del día siguiente, 17 de mayo, Día Nacional de Noruega que conmemora la firma de la Constitución en Eidsvoll el 17 de mayo de 1814, que declaró el país como un reino independiente.

Después de este encuentro subimos al Nordkapp. Son las 10 de la noche y el sol derrama su luz por los páramos aún llenos de nieve mientras el termómetro se mantiene en unos “agradables” 0 grados.

Vídeo de nuestra experiencia con el Sol de Medianoche

Afortunadamente no hay viento y eso hace más llevadero el fresco primaveral.

Pero cualquier pequeño inconveniente, hasta el frío, desaparece mientras el sol se mantiene en el horizonte, sostenido por las nubes que de vez en cuando dejan pasar unos rayos llenos de una luz imposible y hermosa. Es el sol de medianoche, que nos hace plantearnos si la oscuridad invernal que ennegrece estas tierras del norte de noviembre a marzo, merece la pena, con tal de disfrutar de este espectáculo sobrecogedor, increíble, rotundo.

Una inmensa manada de renos rodea la furgoneta y nos hace detener. Bajamos y se nos acercan en busca de pienso o de alguna golosina, sus grades ojos inquisidores parecen preguntarnos: ¿no ves que es primavera en el Cabo Norte?.

Salimos de nuevo el mes que viene a buscar el SOL DE MEDIANOCHE, os dejo la información en este enlace.

JUAN RAMÓN PEREZ