ISLAS FEROE Y SUS LEYENDAS: Kópakonan, la mujer foca.



LA CAZA DE BALLENAS Y FOCAS EN LAS ISLAS FEROE Y SUS LEYENDAS

Kópakonan, la mujer foca, está ubicada Mikladalur, en la isla de Kalsoy, una de las más septentrionales y aisladas de las Feroe. En ese lugar inhóspito y azotado por los fríos creció el mito de que todos los hombres de Mikladalur están condenados a morir en el mar.

Hace un par de meses, sufrí un schok en uno de esos viajes de inspección que suelo hacer por el mundo. Me encontraba en las Islas Feroe, y contemple en directo una matanza de ballenas piloto, de esa historia narre en directo un vídeo que os dejo grabado en este enlace.

Ello me llevo a renegar de aquellas malditas islas y sus costumbres pero luego fue escudriñando historias y leyendas de las islas y vi como, parece inaudito, muchos de los feroenses, siguen viviendo una realidad en el medievo en pleno siglo XXI. Y eso lo comprobé en mi tránsito por las islas. Y en la pequeña y recoóndita isla de Kalsoy me encontré con una de esas incongruencias.
La leyenda de la mujer foca en los sellos feroenses

La leyenda de Kópakonan es una historia aferrada a la remota isla de Kalsoy, una de las islas más septentrionales y aisladas de las Feroe. En ese lugar inhóspito, incomunicado y azotado por los fríos vientos del ártico creció un mito que ha llegado hasta nuestros días en forma de maldición: la de que todos los hombres de Mikladalur están condenados a morir en el mar. Y tomando un café con pescadores me corroboraron su pánico, a veces a las focas y al mar.

Kalsoy es una de las islas más al norte de las Feroe, estrecha y alargada como una lanza. Llegar hasta su diminuto puerto cuesta apenas 200 coronas y 20 minutos en ferry bien invertidos por la majestuosidad del paisaje. El ferry discurre desde Klaksvík, la capital en el norte, y ofrece magníficas panorámicas del archipiélago. Al final de la carretera esta Trojanes, el hogar de los Trolls de Kalsoy, pero eso es otra leyenda, hoy vamos s Mikladalur a conocer a Kópakonan, la hermosa mujer-foca. 

Kópakonan no faltará nunca más de nuestra imaginación, llegar al lugar cuesta un buen paseo, las montañas heladas nos acompañan y el mar revienta sobre las orilla, sus acantilados y playas de piedra. Su figura aparece con el mar de fondo en el litoral escarpado de Mikladalur, la pequeña localidad de la que habla la leyenda. El pueblo se encuentra situado al borde de un acantilado, y para acceder hasta la costa, rocosa y atormentada por las olas del Atlántico, es necesario descender una gran escalinata que nos conduce a los pies de Kópakonan. La escalera esta helada y un par de veces nos vimos volando hacia el mar, producto de la fantasía de la leyenda.

Según la leyenda, cuenta que todas las focas son mujeres que han decidido pasar su vida bajo las aguas del océano. Una vez al año, en la Víspera de los Tres Reyes – Eve of Three Kings – estos seres regresan a la costa de Mikladalur para reunirse en la playa a divertirse. Allí, se desprenden de su piel de foca por una noche para volver a ser personas. En el calor de la hoguera, pasan toda la noche bailando y cantando hasta las primeras luces del alba. Otras veces se acercan al pueblo y se mezclan con los hombres locales a los que seducen y enamoran hasta el amanecer. Luego con las primeras luces del alba, vuelven a la playa, se colocan su piel y se vuelven de nuevo al mar.

Existen miles de leyendas en las Islas Feroe

Uno de los jóvenes de Mikladalur, que había oído hablar de esa mágica noche, se propuso espiar a las criaturas mientras disfrutaban. Escondido tras una roca, observó la forma en que estos seres llegaban a la orilla y se desprendían de su piel, dejándola bien escondida en los recovecos de la playa para no perderla. Una de las Seal Woman, bella como ninguna otra, dejó prendado al joven, que no dejó de observarla durante gran parte de la noche. El muchacho, sabedor de que con las primeras luces del amanecer ella se marcharía, decidió robarle la piel de foca que había escondido detrás de unas rocas en la entrada de la cueva.

Con las primeras luces del alba, cuando todos estos mágicos seres volvían a ataviarse con su piel para volver al océano, la joven descubrió la treta del muchacho. El joven, conocedor de las historias populares, sabía que escondiendo la piel de foca de la joven bajo llave esta siempre estaría a su lado, sumisa y esperanzada en poder recuperarla algún día. Los años pasaron y el muchacho se casó con la joven, con la que tuvo tres hijos. Ella permaneció a su lado por miedo o temor.

Pero un día la mujer foca encontró el baúl con su piel de foca y recuperando su espíritu de Seal Woman, huyó al mar abierto abandonando con ello, a sus hijos y su forzado marido.

Dicen que antes de sumergirse de nuevo en el océano, miró por última vez la silueta sombría de Mikladalur al atardecer. Bajo el estruendo de una ola al chocar contra las rocas, se giró y desapareció en las profundidades del océano. Y esa es la imagen que uno ve cuando se acerca hasta el pueblo.




La maldición de Kópakonan y Mikladalur

Y aunqué la espero y la espero, la mujer foca nunca más volvió al pueblo, dejando al marido y sus tres niños mirando toda su vida al horizonte.

Cegado por el rencor y la venganza, el marido planeó junto al resto de hombres del pueblo asesinar a todas las focas que encontrase durante la próxima noche de la Víspera de los Tres Reyes. Pero cuenta la leyenda que la noche anterior a su plan tuvo un sueño en el que su antigua esposa le hablaba directamente para advertirle de la maldición que caería sobre los hombres de Mikladalur si llevaba a cabo su malvada venganza: “Todos moriréis en el mar, algunos despeñados desde los acantilados, otros ahogados faenando, otros engullidos por una tormenta…”.

Y vete aquí quel el machista y maltratador y sus confabulados compañeros, cegados por un odio "voxiano" asesinaron a todas las criaturas marinas que encontraron aquella noche. Desde entonces, jamás volvió a verse una Seal Woman por las costas de Mikladalur, y todos los hombres del pueblo cayeron en una maldición eterna que perdura hasta hoy. Y es por ello que los pescadores de la isla, y de muchas otras, siguen partiendo al mar o a robar huevos de aves en los acantilados con cara de miedo y quizás sea por ello que  un día al año se hinchen de valor y siguen saliendo a matar cuantas ballenas y focas se encuentran en los mares que les rodean. Vete a saber.  

En Junio volvemos a visitar las islas y sus leyendas si quieres venir tienes toda la información en este enlace.

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