ECUADOR: EL CHIMBORAZO, LA MONTAÑA MÁS ALTA DEL MUNDO
MARÍA MEDRAN NUÑEZ
Imagina, despertarte en un sueño y encontrarte de cara con la montaña y volcán más alto del Ecuador. Asomarte y ver la naturaleza en primer plano. Increíble, ¿verdad? Pues ese sueño resultó ser de verdad.
Íbamos a subir el Chimborazo, no a la cima, sino una ascensión corta, cuando nos encontramos con Marco Cruz, un sabio y amable escalador escalador ecuatoriano, muy importante en el mundo del montañismo y que ha escalado casi muchas de las montañas más altas del mundo, con una vida y una historia muy interesante que nos fue explicando mientras nos acompañaba un buen rato. Nos contó cosas que no sabíamos, también nos enseñó que una lengua del glaciar del Chimborazo estaba a su nombre junto al de Humboldt y que eso era de lo que más orgulloso se sentía.
Comenzamos a subir la montaña y mientras nuestros pies calzados entraban en contacto con la tierra, una buena sensación recorría mi cuerpo. Estábamos muy cerca de los animales y me sentía como uno más entre ellos. Había un pequeño riachuelo y se podía oír perfectamente el sonido del agua que caía de una pequeña cascada provocándome tranquilidad, y el canto del viento que soplaba desde la punta del Chimborazo con el que me entraban escalofríos.
Caminábamos entre flores y plantas aromáticas y coloridas con fragancias refrescantes, flores únicas en el mundo, endemismos de estas cumbres que nunca antes me hubiera imaginado que existían, mientras veíamos de frente el paraíso en carne y hueso.
De vez en cuando se nos cruzaba algún que otro colibrí y veíamos de lejos vicuñas y alpacas. La nieve plantada en lo alto del Chimborazo era espectacular. Un paisaje fácil de soñar, pero difícil de ver para una niña como yo de trece años. Una vez más nuestro guía y amigo José Luis, había logrado emocionarnos a todos con historias y paisajes que se hacían reales frente a nosotros.
El viento y el frío me hacía tiritar, pero cuando alzaba la mirada de cara a aquella enorme montaña que si la medimos desde el centro de la tierra es, sin duda la más alta de la tierra, todo el frío se me transformaba en admiración y respeto al que para muchas personas, que como Marco Cruz, se empeñan en engrandecer y salvar lugares como este santuario.
No sé cuando podré volver a este paraíso, pero espero que sea pronto, porque cuando un lugar te conmueve, haces lo imposible para volver.
Yo sola ante la inmensidad del Chimborazo
Íbamos a subir el Chimborazo, no a la cima, sino una ascensión corta, cuando nos encontramos con Marco Cruz, un sabio y amable escalador escalador ecuatoriano, muy importante en el mundo del montañismo y que ha escalado casi muchas de las montañas más altas del mundo, con una vida y una historia muy interesante que nos fue explicando mientras nos acompañaba un buen rato. Nos contó cosas que no sabíamos, también nos enseñó que una lengua del glaciar del Chimborazo estaba a su nombre junto al de Humboldt y que eso era de lo que más orgulloso se sentía.
Comenzamos a subir la montaña y mientras nuestros pies calzados entraban en contacto con la tierra, una buena sensación recorría mi cuerpo. Estábamos muy cerca de los animales y me sentía como uno más entre ellos. Había un pequeño riachuelo y se podía oír perfectamente el sonido del agua que caía de una pequeña cascada provocándome tranquilidad, y el canto del viento que soplaba desde la punta del Chimborazo con el que me entraban escalofríos.
Caminábamos entre flores y plantas aromáticas y coloridas con fragancias refrescantes, flores únicas en el mundo, endemismos de estas cumbres que nunca antes me hubiera imaginado que existían, mientras veíamos de frente el paraíso en carne y hueso.
De vez en cuando se nos cruzaba algún que otro colibrí y veíamos de lejos vicuñas y alpacas. La nieve plantada en lo alto del Chimborazo era espectacular. Un paisaje fácil de soñar, pero difícil de ver para una niña como yo de trece años. Una vez más nuestro guía y amigo José Luis, había logrado emocionarnos a todos con historias y paisajes que se hacían reales frente a nosotros.
El viento y el frío me hacía tiritar, pero cuando alzaba la mirada de cara a aquella enorme montaña que si la medimos desde el centro de la tierra es, sin duda la más alta de la tierra, todo el frío se me transformaba en admiración y respeto al que para muchas personas, que como Marco Cruz, se empeñan en engrandecer y salvar lugares como este santuario.
José Luis y Marcos Cruz, junto a uno de su mitos, el Chimborazo
No sé cuando podré volver a este paraíso, pero espero que sea pronto, porque cuando un lugar te conmueve, haces lo imposible para volver.
Quiero dedicar este texto a mis compañeras de viaje Mari Carmen y Pilar que no pudieron acabar el viaje y que deseo poder verlas de nuevo en el camino.
María has descrito tú experiencia como no lo hubiera hecho nadie, la verdad que para mí también ha sido impresionante.
ResponderEliminarMuchas gracias por la dedicatoria, se me han caído las lágrimas, sigue escribiendo así de bien y me ha gustado mucho compartir contigo y con el resto del grupo este viaje. Espero que volvamos a compartir otra nueva aventura. No cambies de como eres. Un beso.
Hola Pilar, sois las mejores y os merecéis una dedicatoria y mucho más. Ojalá volvamos a compartir otro viaje que seguro que sí.
EliminarUn beso.
María.
Hola soy Tere la cuñada Mari Carmen. Le he leído tu relato y nos has emocionado a las dos, pues es precioso. Un relato que podría haber escrito cualquier buen escritor, con una dedicatoria que llena de orgullo. Gracias. Cuando pueda, Mari Carmen te escribirà. Un beso.
ResponderEliminarHola Tere, es un placer, me encanta que os guste mis relatos, y espero vernos algún día, besos a Carmen para que se mejore.
EliminarUn abrazo.
María.
María qué orgullo tan grande siento de ser tu abu. Yo también te digo que sigas así
ResponderEliminarMuchas gracias abu, muchas gracias por esto y todo lo demás.
EliminarTe quiero mucho.
María.
Emocionante, gracias por tu relato que me has descrito con todo detalle como si hubiera estado contigo, que sensibilidad hasta el punto que los ojillos se han humedecido de emoción, muchas gracias, el mundo necesita de tus relatos por tus vivencias, ¡¡ como llegas al corazón!!
ResponderEliminarMuchas gracias, que bien que os guste a todos, gracias por estas palabras que llegan al corazón.
EliminarUn beso.
María.
Qué grande eres, hija.Todo corazón y sentimiento.Orgullosos de ti, cariño.
ResponderEliminarTus padres Javier y MJosé
muchas gracias mamá .
Eliminarun besazo.
María, que bonito!! nos vemos en breve para que nos cuentes tus aventuras. Disfruta mucho también del final del viaje, cada minuto cuenta :-)
ResponderEliminarmuchas gracias nos vemos pronto y te cuento más a fondo.
EliminarUn abrazo
María!!!
ResponderEliminarUna vez más has conseguido emocionarme por tu capacidad para hacernos partícipes de las experiencias, que a pesar de tus pocos años, estás viviendo y disfrutando.
Dios quiera que puedas repetir algún día ese viaje que tanta huella te está dejando.
Te quiero "mi María"
Lucía
Muchas gracias tía por tus palabras nos vemos mañana.
Eliminarbesos
Gut gemacht Maria! ich habe deinen Artikel sehr genossen!! du bist sehr talentiert!
ResponderEliminarAlles gut und bis bald!!
viele liebe Grüße, Barbara
Danke Barbara.
EliminarSeh dich später.
¡Enhorabuena María!
ResponderEliminarMuchas gracias por compartir tus experiencias de una forma tan emotiva y me alegro por todo lo que has conocido y disfrutado en este viaje, que confío serán muchos mas en el futuro.
Jesús
muchas gracias Jesús, gracias por leer mi artículo y por qué te haya gustado.
EliminarUn beso.
Precioso!!! , me ha emocionado esas palabras, podía cerrar los ojos e imaginar y sentir tu experiencia, la que has podido vivir con tan solo 13 años, pero no olvides María que también a los que tienes que dar las gracias es a tus padres, porque sin ellos no podrías haber experimentado, disfrutado y transmitido a todos ese día, !! para ti inolvidable!! .
ResponderEliminarGracias Maria y sigue así. Eres toda una aventurera y una buena escritora. Tu tía RNG 😘😘
Que bonito escribes, María. Que bien has sabido expresar en palabras, la emoción y la sorpresa que nos ha producido la visión de ese gigante, el Chimborazo, y de la naturaleza que lo rodea. Tienes el don de la escritura, no lo abandones. Y, que bonita eres!!! Gracias por todo.
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