SUEÑOS DE UNA ISLA DEL INDICO. ZANZIBAR(I)


Hacía unos años que no volvía por Zanzibar, esta hermosa isla Patrimonio de la Humanidad, y este verano he tenido la suerte de regresar con un grupo de expedicionarios de Ecowildife Travel.

Antes de partir había releído en El País un artículo del gran Javier Reverte, incasable viajero de África, que decía "Zanzíbar puede haberse civilizado y no ser ya esa ciudad que Somerset Maughan bautizó como "Stinkibar", juego de palabras que, en inglés, suele traducirse como "lugar público maloliente". Pero mantiene muchas de las trazas y los hábitos que han hecho de la isla un lugar casi único en el mundo. Su historia puede seguir olfateándose en las calles de la Ciudad de Piedra y en las aldeas de la costa oriental. Porque todo en esta isla parece estar escrito con olores."


Y así es, Zanzibar no defrauda, no te engaña por muchos turistas que volvamos a la isla, sigue oliendo a clavo y canela, sus mercado huele a tripas y entrañas de vaca y a pescado sin refrigerar, las calles de Stone Town huelen a curry de las mujeres que cocinan en la calle para los obreros y a sándalo de los hoteles y casas.  Como olió siempre, como se la debieron encontrar los portugueses cuando se establecieron en Pemba a finales del siglo XVI y hasta comienzos del XVIII,  como se la debió encontrar el terrorífico y maldito sultan omaní Seyyid Said, cuando decidió trasladar su corte a la isla, su corte y sobre todo su negocio convirtiendo Zanzibar en centro de concentración y de subasta de los esclavos capturados en el interior de África. 

Del recuerdo de aquellos tiempos árabes queda el Islam, los negros africanos se convirtieron y hoy como entonces, las mujeres se cubren con velo y los hombres van a la mezquita, suena música árabe en los cafés y por las callejuelas los niños nos miran desconfiados.  El sultanato malsano y criminal que se estableció en el siglo XIX no duró mucho tiempo. Allá llego el Dr. Livingstone, el querido y malogrado inglés que recorrió África y que tanto lucho por abolir la esclavitud, cosa que se consiguió en Zanzíbar en el año 1873, quedando clausurado el mercado de esclavos el día 9 de junio de ese año y quedando hoy solo el recuerdo de unas viejas cadenas y el recuerdo doloroso de aquella infamia . En 1890, la isla era declarada protectorado británico, con un sultán en el trono bajo la tutela de Londres. 

En 1963, Londres concedió la independencia a la isla, un año más tarde, la revolución se declaró en la Ciudad de Piedra y, en cosa de semanas, se extendió por todo Zanzíbar. Los negros se rebelaron contra los árabes y estos tuvieron que largarse a su lugar de origen. La historia siguiente es bien sabida y Zanzibar se unió con Tanganyica, bajo la presidencia de Julius Nyerere, creando el actual estado de Tanzania.

Y pensando estas cosas acabamos sentados en el bar del Dr. Livinstone cerca del muelle, donde estaba el consulado inglés de la época,  muy cerca de donde nació el inborrable Freddie Mercury, el artista zanzibarí que tal día como hoy cumpliría 68 años. Este es un lugar hermoso para tomar una cerveza fría y,entre turistas y vendedores, recordar el origen de esta bella y hermosa isla mientras en el mar del fondo, se deslizan los Dhow, herencia árabe, mecida por los vientos del índico y nos vuelven a atraer olores que nunca olvidaremos.  Os dejo más fotos en este enlace.

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