AMANECE EN LA JUNGLA. BORNEO (IV)
Me despierta muy temprano la algarabía de los animales que se levantan en la mañana, apenas son las 5 y la vida renace con tanta fuerza como se fue a dormir anoche, humedad en el río que se va levantando a medida que los rayos del sol comienzan a despuntar, olor a bacon que me llega desde la parte de abajo, los marineros comienzan a soltar amarras. Hoy debe ser un gran día, vamos al encuentro del gran simio. Tras una hora de navegación río arriba, abandonamos el bote
Un sendero tortuoso y lleno de dificultades no adentra dentro del Parque Nacional Tanjung Puting. Se ha detenido el tiempo, en el interior de la jungla ya solo se escuchan nuestros paso y las hojas muertas a nuestros pies. Enormes hormigas rojas se pasean por las cortezas de los árboles, mientras otras pequeñas se nos cuelan en la sandalia y nos hacen más tortuosos el camino con sus picadas. Bañados en antirepelentes hasta casi el vómito, no sentimos todavía las picaduras, solo los zumbidos de los mosquitos. Una serpiente huye del camino, el guía que se para una y otra vez a escuchar el bosque, la nariz seca, la garganta herida del líquido, los labios agrietados, el sudor que se confunde ya con la humedad, la ropa mojada, y la cámara que aguanta bajo el plástico la fuerte embestida de la fina lluvia. Silencio y pasos.
De repente se quiebra una rama en el canopy, todos quietos, expectantes, a 60 metros sobre nuestras cabezas un mancha roja se mueve sigilosa. El guía emite sonidos guturales, una y otra vez. La sombra comienza a descender, lentamente, con miedo, nos mira con ojos negros gigantescos, el guía deja caer unos plátanos en el suelo, la sombra roja sigue bajando, la emoción me envuelve, a escaso diez metros de mi, un enorme orangután hembra nos observa y adosado a su vientre una frágil figura de ojos aún más saltones nos mira. Es un cría preciosa. Solitaria, jefa de su destino la orangután hembra recoge el presente y se vuelve a subir. Existen unos 3000 ejemplares en esta selva. Este encuentro ha sido inimaginable. Las fotos os acercan mi alegría. Teneis otro post de Borneo en http://laescapadadelturistaaccidental.blogspot.com/2010/11/el-rio-sekonyer-selva-de-borneo-ii.html
Un sendero tortuoso y lleno de dificultades no adentra dentro del Parque Nacional Tanjung Puting. Se ha detenido el tiempo, en el interior de la jungla ya solo se escuchan nuestros paso y las hojas muertas a nuestros pies. Enormes hormigas rojas se pasean por las cortezas de los árboles, mientras otras pequeñas se nos cuelan en la sandalia y nos hacen más tortuosos el camino con sus picadas. Bañados en antirepelentes hasta casi el vómito, no sentimos todavía las picaduras, solo los zumbidos de los mosquitos. Una serpiente huye del camino, el guía que se para una y otra vez a escuchar el bosque, la nariz seca, la garganta herida del líquido, los labios agrietados, el sudor que se confunde ya con la humedad, la ropa mojada, y la cámara que aguanta bajo el plástico la fuerte embestida de la fina lluvia. Silencio y pasos.
De repente se quiebra una rama en el canopy, todos quietos, expectantes, a 60 metros sobre nuestras cabezas un mancha roja se mueve sigilosa. El guía emite sonidos guturales, una y otra vez. La sombra comienza a descender, lentamente, con miedo, nos mira con ojos negros gigantescos, el guía deja caer unos plátanos en el suelo, la sombra roja sigue bajando, la emoción me envuelve, a escaso diez metros de mi, un enorme orangután hembra nos observa y adosado a su vientre una frágil figura de ojos aún más saltones nos mira. Es un cría preciosa. Solitaria, jefa de su destino la orangután hembra recoge el presente y se vuelve a subir. Existen unos 3000 ejemplares en esta selva. Este encuentro ha sido inimaginable. Las fotos os acercan mi alegría. Teneis otro post de Borneo en http://laescapadadelturistaaccidental.blogspot.com/2010/11/el-rio-sekonyer-selva-de-borneo-ii.html
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