BOTSUANA(III): EL INCREÍBLE DELTA DEL OKAVANGO

Tras casi 1.000 kilómetros de sinuoso recorrido por Angola, Namibia y Botsuana, el río Okavango no va a morir al mar, sino al desierto del Kalahari creando uno de los ecosistemas más asombrosos del planeta.  Nada parecido ocurre en toda la Tierra. Más e 4 meses después de las lluvias en Angola que alimentan el río, el  Okavango que  avanza lentamente desde las tierras altas no gira hacia el Atlántico, caprichosamente en lugar de desembocar en el mar forma un abanico fluvial en mitad del desierto, desgajándose hasta desaparecer por un laberinto de canales, lagunas e islas a lo largo y ancho de unos 16.000 ó 22.000 kilómetros cuadrados, según las lluvias del año y las crecidas que estas provocan. Esta singularidad y los valores culturales y sociales que atesora, le han valido al delta la protección como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Poder observarlo desde tierra, agua o aire, poder disfrutar de  la serenidad y la fuerza de semejante escenario,  recompensa el haber llegado hasta aquí y haber invertido un buen puñado de euros en hacerlo, esta esquina de Botswana merece la pena. Pero no solo el agua nos ha traído hasta aquí, en esta inmensidad anfibia, encontraremos uno de los más ricos ecosistemas de cuantos se conocen en el mundo,incluidos los big five o cinco grandes del safari africano: el elefante, el búfalo, el rinoceronte, el leopardo y el león, con la particularidad de que estos últimos, a causa de los flujos y reflujos de las aguas, en ocasiones se ven obligados a darse un chapuzón para dar caza a sus presas, añadiéndole al Okavango la singularidad extra de sus leones nadadores

La mejor forma de acceder, y as más espectacular es hacerlo desde el aire, con una avioneta, aunque muchos llegan por tierra. Desde el aire es como se aprecia toda la grandeza de sus paisajes. Desde el aire es posible ver las manadas de animales y con suerte hasta el más mínimo detalle de las lagunas,  pero  lo que verdaderamente corta la respiración durante el vuelo son las vistas sobre las serpenteantes lenguas de agua ramificándose entre sedientas sabanas y bosques de acacias o mopanes.

En el Okavango podemos apreciar tres ecosistemas claramente diferenciados : Panhandle, en el norte, el más fluvial y accesible, con aldeas y pescadores, sin grandes mamíferos que avistar pero sí aves. El segundo El segundo es el delta mismo, expandiéndose en arterias plenas de vida animal. Y el tercero,  la sabana, abierta y camaleónica, por donde se mueven herbívoros y predadores, y de acceso limitado. En conjunto, cientos de especies de mamíferos, 1.000 de aves, más de 8.000 de insectos y 3.000 de plantas conviven y se expanden o desplazan por los corredores del Okavango y más allá, en los del río Linyanti/Chobe, en el parque nacional del Chobe, que suma otros 11.000 kilómetros cuadrados y la mayor densidad de elefantes del continente. Zonas ricas y difíciles de guardar y prerreservas, aunque en la actualidad , hay  un proyecto multinacional llamado Kazatfca (Kavango Zambezi Transfrontier Conservation Area), con los que Angola, Botsuana, Zambia, Zimbawe y Namibia, pretenden crear un espacio único, la reserva de fauna protegida más grande del mundo con más de una docena de parques nacionales implicados. Ojala fructifique

No hay época mala para viajar al delta; todo depende de qué se prefiera ver. La temporada seca, de abril a octubre, es la mejor para los grandes mamíferos, más fáciles de avistar al concentrarse en las zonas permanentemente inundadas. Es la época ideal para el naturalista. Las lluvias, de noviembre a marzo, hacen que las pistas se vuelvan muy complicadas y disminuye el flujo de visitantes. Las lluvias, además, son el momento óptimo para observar fabulosas aves migratorias y las crías de muchos mamíferos, mientras que el paisaje está particularmente exultante entre diciembre y mayo.

Nosotros lo hemos visitado esta primavera y ha sido una experiencia única, tenéis las fotos en ese enlace.Volveremos en agosto y si queréis acompañarnos os dejo toda la información aquí.