KENIA: UNA HISTORIA DE NIÑOS EN EL SLUM DE SINAI EN NAIROBI

El pequeño Clement dejo de venir al hogar de acogida, murió de cólera en su chabola el año pasado
Hace un año os escribí esta historia. Hoy os la quiero volver a contar porque, aunque muchas ONG's y la UNESCO se esfuerzan, quedan muchos niños que pasan necesidades en el mundo. Esta tarde tenemos una charla en el Live de Instagram con una de las reponsables de nuestro proyecto de ayuda en los viajes que organizamos.  Nosotros vamos a seguir ayudando al Trust de Kobo en lo que podamos pero aún así, nos siguen faltando recursos. Gracias por dedicar 4 minutos a leer este texto. Y los que ya lo hicisteis gracias por releerlo.

Como sabéis cada vez que venimos a Nairobi, encontramos tiempo para la solidaridad, hoy os traigo una historia que espero que es conmueva. Es la historia de una madre, como hay decenas en estos barrios míseros de Nairobi, recordad nuestro proyecto de Mama Tunza. Ayer estuvimos en el slum de Sinai, un vertedero donde se hacían más de 10.000 almas entre basuras y chabolas de latón y allí conocimos lo que esta enorme mujer hacer no solo por sus niños, si no por toda la comunidad que la quiere y la anima. Luego nos fuimos  a compra al súper cosas que nos pidió y libros para la escuela de sus amados niños y en unos días volvemos para escolarizar el último trimestre de los mayores que acaban este año la escuela. Pero hoy os dejo con sus historia  para que la conozcáis más de cerca. Gracias  a todos los que habéis hecho posible que hoy, un día triste para la ciudad de Nairobi, nosotros hayamos podido hacer llegar a Mama Jane estas pequeñas cosas.    
Mama Jane con sus niños

Tengo 60 años y soy viuda. Di a luz a seis hijos, cuatro de ellos siguen conmigo, y la vida me ha regalado 50 más. Después de la pérdida de mi marido, mi vida cambió. Yo solia trabajar en una oficina con Servicios Aéreos en el Aeropuerto de Nairobi.  Siempre en mí camino de vuelta a casa veía los niños de la calle jugar con basura, y pensaba "¿qué puedo hacer por ellos?" A veces me paraba y les hablaba. Siempre  me pedían dinero para comprar algo de comer. Me preguntaba "¿Dónde deben estar durmiendo?” Tenia la mente llena de dudas sobre estos niños , y una vez, al volver a casa, me encontré con dos de los ellos. Después de comprarles algunos alimentos, y hablar con ellos aceptaron y vinieron a mi casa.  A partir de este momento y después de ser testimonio de las duras experiencias que les había tocado vivir y habían compartido conmigo, no podía dejarles ir. Y de una forma poco consciente fui aceptando a los que iban viniendo y se instalaban con nosotros. Todos vivíamos en casa (13 niños incluyendo mis hijos)

Nuestros voluntarios y los niños mayores de compras
 A partir de ese momento me di cuenta de que hay niños huérfanos  que viven en las calles y desean  tener la oportunidad de cambio para mejorar sus vidas. También experimenté a través de  mis hijos el sufrimiento de estar sin padre. También me doy cuenta que es difícil vivir con un solo padre/madre, así que desde ese momento comencé a darles esta oportunidad. La situación fue creciendo y decidí hacer alguna cosa al respeto, nos mudamos el septiembre del 2009 al slum, así podía llegar a pagar el alquiler y la comida de toda la familia. Así que aquí estamos, cada vez somos más en la familia, y más bocas a alimentar, y escuelas que pagar, nos encontramos en uno de los mayores  y más pobres barrios de Kenia, llamado Sinaí Mukuru.

Me prometí  cuidar de sus necesidades básicas: alimentación, vivienda, vestimenta y darles una buena educación. Pero lo más importante de todo, darles el Amor de una Madre.
Día grande para el centro

Si quieres ayudar Mama Tunza o cualquiera de los proyectos en los que colaboramos en Nairobi, no lo dudes, ellos  lo necesitan, contáctanos en este enlace. Y si puedes conéctate esta tarde a las 19:00 horas para escuchar más cosas de lo que hacemos allá.

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