Muy pocas veces hablo en este blog de Huesca pero, cada vez que me acerco hasta la provincia aragonesa, salgo sublimado. Esta vez hice un buen camino buscando los profundos barrancos del Río Vero, y no para hacer barranquismo ya que los 10 grados bajo cero tiraban para atrás. Lo hice buscando las buitreras famosas de Guara y sin darme cuenta encontré una bella ciudad medieval de hermosas calles empedradas y rincones dignos de Aguila Roja.
Alquézar se encuentra situada entre los profundos barrancos de la Sierra de Guara excavados por las aguas del río Vero. Es una villa declarada Conjunto Histórico Artístico. Sus calles, siempre empinadas en la ladera de una colina, van buscando el castillo colegiata de Santa María la Mayor. El castillo musulmán de Alquézar fue construido en el siglo IX por Jalaf Ibn Arad. En 893 perteneció a un señor musulmán: Ban Qasi de Tudela. Su reconquista fue llevada a cabo en 1067 por Sancho Ramírez, quien mandó construir la capilla real de Santa María. El abad Banzo de Fanlo construyó una torre, probablemente la albarrana. Y ahí sigue desafiante al viento gélido del Pirineo y al murmullo eterno del río Vero a sus pies. Entres sus torres se aparecen los buitres leonados aprovechando el calor que desprende la piedra para levantarse buscando la térmica y en su farallones, los jóvenes practican la escalada. Estos deportes son los que dan vida a la bella población durante todos el año.
Desde la Iglesia de San Miguel, se contempla toda la vista de la Colegiata en la cima, el bello pueblo medieval escarpado y el barranco del Vero salpicado de olivos en el fondo. Es un pueblo hermoso para escapadas de senderismo, por aquí pasa el GR 1, y para descanso estival fresco y saludable. El Museo que nos explica la ciudad está en obras, pero como digo, todo el conjunto urbano, es un museo al aire libre con blasones, arcos porticados, ventanales de madera y sonidos del agua.
Para acompañar esta escapada, menu de 13 euros en el Mesón del Vero, en la plaza Mayor del Pueblo y un buen vino de somontano como el que os acompaño en este otro enlace.
http://laescapadadelturistaaccidental.blogspot.com/2009/09/enoturismo-montesierra-tinto-crianza.html
Desde la Iglesia de San Miguel, se contempla toda la vista de la Colegiata en la cima, el bello pueblo medieval escarpado y el barranco del Vero salpicado de olivos en el fondo. Es un pueblo hermoso para escapadas de senderismo, por aquí pasa el GR 1, y para descanso estival fresco y saludable. El Museo que nos explica la ciudad está en obras, pero como digo, todo el conjunto urbano, es un museo al aire libre con blasones, arcos porticados, ventanales de madera y sonidos del agua.
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