PUEBLOS DEL MUNDO: GUEREROS SAMBURU.KENIA

Nos encontramos en las tierra altas del distrito de la Frontera Norte de Kenia. Aquí todo es húmedo, nos hayamos a 2100 metros de altura. La tierra es roja y limpia, el camino estrecho, bordeado de acacias y salpicado de pequeños poblados de la tribu Samburu. Nos acompaña Joseph, un guerrero Samburu reconvertido en guía.El 4x4 es destartalado y viejo.

En la espesura un rugido nos asusta, Joseph sonríe y dirige el coche hacia el matorral. Ocho, si digo bien, ocho leones acaban de dar caza a una cebra. Sangre, despojos y caras enrojecidas de los animales, un espectáculo sanguiñoliento del que nos hacemos participe durante más de una hora. Ver leones desgarras una presa es algo que solo vivimos en la tele, Hoy es pleno directo. Cerca del grupo de leonas una hiena quiere participar del festín, pero son demasiadas leonas para una sola hiena.
Las dejamos ya que vamos a pasar la tarde en el poblado. Los samburu, a diferencia de los masais son abiertos y hospitalarios. Nos recibe el jefe de la tribu de Joseph y nos explica como su comunidad se orienta hacia el turismo. Hoy cuidan de uno de los hoteles de la zona y varios de sus miembros son trabajadores activos del lodge. El futuro de sus tierras, cada día más, se ver inexorablemente dirigido hacia el turismo. Los guerreros son altos y esbeltos, guapos, todos van coronados con flores de plástico como símbolo de distinción. Las mujeres muy guapas danzan para nosotros junto a los guerreros. Las jóvenes asoman sus cabezas por las chozas, mientras las abuelas de la tribu descansan sentadas a la sombra. Como en todo poblado nos venden baratijas y avalorios. Joseph esta feliz, hace ahora tres meses que no regresaba a su poblado. Sueña con comprarse una bici y poder hacerlo más a menundo. Su novia, una Samburu hermosa, danza a nuestro alrededor con un enorme collar de cuentas que gira incansablemente sobre su cuello. Nos marchamos y creo intuir la pena en la cara de nuestro guia.


En el camino, en una enorme planicie, nos encontramos manadas de cebras y de kopis. También muchÍsimas avutardas de Kori, el ave más grande que vuela en África. Más de dos metros de envergadura al elevarse. A Joseph se le han unido otros dos guerreros samburu y vienen cantando hermosas y repetitivas canciones. Al dirigirnos hacia el lodge paramos de nuevo ante las leonas, llevan más de tres horas comiendo, sus barrigas están hinchadas, la hiena sigue cerca, ahora hay buitres en los árboles y un chacal que husmea a los lejos. Un león joven nos enseña los dientes bravucón. Es el cierre ideal para un día mágico.

El próximo día 6 de agosto partimos de nuevo a conocerlos, tienes más información en este enlace.

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