NEPAL: SWAYAMBHUNATH BUDA EN EL TEMPLO DE LOS MONOS.


























Subir los escalones que nos elevan hasta la cima de “El Templo de los Monos”, es una experiencia impagable en esta caótica ciudad de Katmandú. Mezcla de vida cotidiana con experiencia turística, mezcla y fusión del hinduismo y el budismo coronado bajo una misma aura en esta ciudad fascinante. Cada día son menos los turistas que se acercan debido a la crisis, y eso lo agradecemos algunos.

Esta Supa dicen que es la más antigua del mundo, no lo sé pero esa frase la he escuchado en muchos países budistas. Cada centímetro de pared, cada rincón del lugar esta ricamente grabado con manos sabias y antiguas y a cada paso una imagen real de esta Nepal medieval nos sorprende, el vendedor de aves, los monos brincando, los monjes que rezan, los hinduistas con sus ritos, los budistas rodeando su stupa, los turistas que lo fotografiamos todo…, pero lo primero es conocer la leyenda.

Swayambhunath significa algo que se hizo sólo. La leyenda cuenta que un monje tibetano ordenado por un dios vino hasta aquí. Esto era un gran lago en cuyo centro creció una flor de loto y una llama. El monje fundó la ciudad y construyó la stupa. La leyenda cuenta también que cuando llegó tenía el pelo muy largo y lleno de piojos. Una vez aquí se rapó la cabeza, sus cabellos se convirtieron en árboles (todo está rodeado por árboles) y los piojos en monos (hay monos en libertad por todo el complejo), por lo que también se conoce como el templo de los monos.

Recomiendo subir a la colina cuando el sol comienza a despuntar en la mañana y la ciudad de Kahmandú se despierta allí abajo. Al ascender vamos viendo como el gran rayo celestial de Buda, destructor de la ignorancia e iluminador de nuestro camino, corona la stupa con su color dorado y como los ojos de Buda nos guían en nuestra larga ascensión. Un ascensión que hacen millones de personas desde el siglo XVII cuando fue construida ( en realidad desde nos deja el coche son solo 100 escalones)
Todo el mundo camina contando cuentas, haciendo rodar las oraciones bajo el sonido “on mani padme hum”, la eterna oración budista, la que nos habla de la flor del loto abierta.

En una esquina del templo se alza, dicen, la estatua de Buda más antigua que se conoce, datada en el siglo VII, aunque yo lo dude por la escasa protección que se le procesa. Junto a la gran stupa los templos hindus, como la diosa Hariti o las diosas Jamuna y Ganga, reinas de los ríos más famosos de la India.  Swayambhunath es, junto con Bodhnath, el principal lugar de peregrinación budista de Nepal, pero mientras en el primero las influencias hinduistas son evidentes, en el segundo todavía se respira la fe tibetana. Se dice que Buda predicó entre estos bosques, cómo no rodeado de monos. De hecho, la escalinata está salpicada de imágenes suyas y de los dos hijos de Shiva (la deidad hinduista más venerada en Nepal): Ganesh (que remata su cuerpo humano con una cabeza de elefante) y Kumar (a quien los fieles encomiendan la prosperidad de sus negocios)

Regresamos bajando las mismas escaleras cuando ya Katmandú se va adormilando y el aire esta impregnado de olores a incienso y frutas, los monos se baten en recogida y los peregrinos enfilan las escaleras camino de su descanso diario después de haber rendido tributo a las deidades de la montaña.



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