INDIA: EL DESIERTO DEL THAR

Inmensas dunas, caravanas de camellos cargadas, hoy en día de turistas venidos de lejos, pueblos blancos y pequeños de casas de adobe encaladas, mujeres ataviadas con telas de vivos colores que deambulan con mercancías y enseres sobre su cabeza, el cielo, que durante el día se nubla de una nube de polvo y al caer la noche, nos regala un profundo azul salpicado de miriadas de estrellas y el  silencio..., cuando los mismo turistas lo quieren escuchar,  todo esto es el desierto del Thar, el desierto de la India.

Situado en el noroeste de India, a unos cien kilómetros de la frontera con Paquistán, sin duda alguna, este dorado mar de dunas móviles, es uno de los lugares más fascinantes de la Tierra y un deseo cumplido por muchos cuando desde la caótica  Jaisalmer, la ciudad dorada con su imponente ciudadela, de más de ocho siglos de antigüedad partimos en busca de lo desconocido. Es curiosas que esta ciudad-fortaleza que fue construido en 1156 para la defensa de sus habitantes frente a los pueblos del desierto que hoy vamos a visitar, sea hoy el alma y el sustento de estos mismos pueblos del desierto a los que combatió en su día.

El desierto Thar es una de los desiertos más poblados del mundo con una densidad de población de unas 83 personas por kilómetro cuadrado. La mayoría de sus habitantes son gentes nómadas que se asentaron en los mejores y más húmedos lugares y que hoy practican religión, musulmana, hindú y sijs. Su forma de ganarse la vida se basa fundamentalmente en la agricultura y en la ganadería. Si habéis leído bien, de la agricultura. Un par de meses al año, caen las lluvias en el desierto, en los meses de agosto y septiembre, luego toda el agua desaparece  Hace unas décadas se construyeron canales de irrigación, los cuales ayudan mucho a sus habitantes ya que pueden cosechar más variedad de vegetales. 

La zona del desierto Thar que está en Rajastán es donde hay más producción y consumo de opio. Aunque su consumo está prohibido, hay comunidades donde se sigue con la costumbre de tomar té de opio. En general se apuesta mayormente por la ganadería, se plantan árboles donde puedan crecer algo de pastos, algunos frutales y de esta manera se puede detener algo la desertización de la región. Una de las fotos más buscadas por los turistas, son las largas colas de mujeres que al atardecer van buscando el agua a los pozos más cercanos. El sistema de canales de Rajastán, ideado por el último rajá de Jaisalmer y retomado por el gobierno de la república,  ofrece el principal sistema de riego en el desierto de Thar, y tiene como propósito evitar el avance del desierto y transformar poco a poco zonas yermas en tierras fértiles. La construcción del Canal que fue ordenada por la malograda Indira Gandhi, riega más de 6500 kilómetros cuadrados de terreno en la zona de Jaisalmer. Donde antes sólo encontrábamos arena, ahora podemos ver cultivos de mostaza, algodón o trigo. El nivel de vida y de supervivencia de estas gentes del desierto ha mejorado considerablemente.

La cultura del desierto es muy rica,  como en casi toda la India. Sus gentes visten de una forma muy colorida, sienten pasión por la música y por la poesía y te lo demuestran a cada paso que das por el desierto, desde las simples canciones de los camelleros hasta las largas horas de danza en los populares campamentos que tan de moda se han puesto en los últimos años.

Todos los años se organizan en el desierto de Thar varios festivales. El famoso Festival del Desierto de Rajastán que se celebra en invierno, las familias se visten con trajes coloridos, brillantes y se muestran antiguas tradiciones con bailes e interpretaciones culturales. Se pueden encontrar encantadores de serpientes, titiriteros, acróbatas y otros diferentes artistas. Sin duda, uno de los principales protagonistas son los camellos, conocidos como los “barcos del desierto”, y un momento muy importante del festival es la carrera de camellos. La competición de bigotes también ocupa un lugar destacado dentro del festival. Hay que recordar que los turbantes y los bigotes han sido durante siglos símbolos de honor en la zona de Rajastán. 

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