SUEÑOS DE OLAS ROTAS. DONOSTI






Cae lentamente la noche húmeda ha sido un día casi de primavera, día duro, cansado pero dichoso. Con el balcón abierto de la habitación veo la luz de un faro que circula con cadencia y una media luna amarilla que ilumina con un tenue rastro el cielo.

No escucho ahora, el ruido de las gaviotas sobre la terraza del El Bokado, tampoco la respiración de la última ballena que se pescó en el Atlántico y que hoy me enseñaron en el Acuario, tampoco el rodar cansado de las viejas atracciones de madera del parque de atracciones el Igueldo, ni el relincho de un caballo viejo de madera, roto sus sueños salvajes, repintado y que nunca pudo escapar de la rueda de tiovivo porque no tuvo nunca una Mari Poppins que volara sobre él su magia. Tampoco escucho las tablas rompiendo las olas de la Zurriola y la música hip hop de los jóvenes en la orilla; se esfumaron los llantos de los niños en sus carritos vestidos de provincia del paseo del Boulevard. No escucho nada de eso esta noche.

Esta noche me duermo lentamente con el balcón abierto de mi habitación del vetusto hotel Londres e Inglaterra en la Playa de la Concha de San Sebastian, escuchando romper las olas en las orilla de la Bahía con una cadencia de nana que adormece. Esta noche no salí a cazar ballenas, ni a romper la noche, esta noche el bravo Cantábrico me arrulla y me recoge en la Playa de la Concha.

Comentarios

  1. Por cierto, al hilo del comentario sobre el Acuario. Hace muchos años (yo tenía unos 7 u 8) asistí a la boda de un familiar en Donosti y curiosamente lo que más recuerdo de aquel viaje no es el propio de la celebración sino un recuerdo olfativo y auditivo. El olor del Acuario (no se si entonces era el museo de zoología o algo así)a mar profundo y el sonido del mar en una caracola enorme que me regalaron. Yo vivía en un pueblecito de Madrid y quizá fue la primera vez que vi el mar....lo olí ....y lo oí. Gratos recuerdos que han aparecido al hilo de tu poesia.
    Besos resalao

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  2. GRACIAS POR LO DE POESIA, LAURITA. Es lo que tiene ser de Madrid que cuando uno ve el mar por primera vez se emociona y nunca lo olvida, sigue siendo un museo del mar, en esa época la concha olía a mar abierto y pescado del muelle, hoy es más turístico aunque siguen habiendo pescadores y el mara rompe bravo sobre el muro del malecon

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