PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD DEL TOY TRAIN. DARJEELING (y III)


La primera sensación que tiene uno al acercarse a la estación de tren de Darjeeling es que se va a meter de lleno en una turistada. Dos vagones atestados de visitantes y una vieja locomotora que no para de chirriar y  a hacer sonar su claxon nos reciben. Una discusión sobre donde debe ir un señor de tez morena, rasgos de los Himalayas y mascando goma, nos hacen temblar pero al final el tren sale par recorrer unos 15 escaso kilómetros entre la estación de Darjeeling y Ghum.


El Toy Train discurre por unas de las vías más estrechas del mundo y es conducido por una antigua locomotora de vapor. La experiencia de viajar en este tren atravesando los bellos paisajes es realmente espectacular y el objeto de nuestra visita. A un lado las casas rozando casi los viejos vagones, de otro el precipicio donde se instala la ciudad balneario. En medio, decenas de coches que el tren sortea sin dificultad ya que le mismo discurre y comparte la única vía de acceso a estas tierras. 

Cuando suena, y lo hace constantemente, el claxon del tren, la gente se aparta y los coches frenan, desde la ventana vemos saludar a los nilos en un momento increíble del viaje. La vía férrea de Darjeeling fue declara Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1999.

El tren de juguete en la sección de Darjeeling Himalayan no es simplemente una fuente de alegría para turistas, también representa las habilidades de ingeniería de primer orden. Los 83 kilómetros de la conexión de Darjeeling con la cabeza del carril en Siliguri, es considerado como una hazaña de ingeniería de su época  y un prodigio sin precedentes. Merece la pena el paseo y entrar en el museo del tren para apreciar la inmensidad de su obra.

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