LA RUTA DEL CISTER (II)PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD DE MONASTERIO DE POBLET


El monasterio de Poblet es una de las más importantes muestras de arquitectura religiosa en Cataluña y tras su declaración como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO un icono para cualquier ruta que se emprenda por tierras catalanas. No extraña la designación puesto que desde su nombre que deriva del latín Pobletum, su entorno y ubicación así como los fines a los que se dedico desde su construcción, nos recuerdan la necesaria protección de enclaves donde el hombre y la naturaleza conviven en armonía.

Se llega al monasterio tras dejar atrás la Espluga de Francolí, entre campos de viñas de algunas de las más importantes bodegas nacionales como son las de Torres o Codorniu. La abadía, totalmente amurallada, se alza al pie de la Sierra de Prades. Esta sierra fue declarada de interés nacional no solo para preservar su fauna y flora sino, el entrono natural donde se enclava el monasterio Fue fundado por Ramon Berenguer IV, conde de Barcelona, que donó las tierras a la orden cisterciense y fue ocupado por monjes procedentes de la abadía francesa de Fontfroide. Poblet fue lugar de descanso de los Reyes de Aragón, panteón real y centro cultural de primera magnitud. Su biblioteca llego a ser una de las más importantes de la época.

El conjunto esta constituido por tres recintos parcialmente amurallados que le conciernen un aspecto impresionante. Tras la primera muralla, se levanta la capilla de Sant Jordi. En la segunda muralla se abre la Porta Daurada, y en la tercera, la Porta Reial. A la derecha se encuentra la fachada barroca de la iglesia siglos XII y XIII, En esta gran plaza que se alza delante de la iglesia se concentran los turistas para la visita al monasterio y los fines de semana se concentran los “coches nupciales” de las decenas de parejas que eligen el recinto para sellar su unión. Dentro puede verse un bello retablo renacentista de Damià Forment, los sepulcros restaurados de algunos reyes de la Corona de Aragon: Jaume I, Pere IV y sus tres esposas, Ferran I, Alfonso II, Joan I y Joan II acompañado de sus esposas así como los sepulcros de Alfonso el Magnánimo y Martin el Humano.

El claustro, de los siglos XII y XIII y lo largo de las galerías, se abren la cocina, el refectorio, frente al que se levanta una fuente románica, la sala de la calefacción, la biblioteca antigua y la sala capitular. En la parte alta del claustro se encuentra el enorme dormitorio de los novicios y el archivo. Al otro lado se encuentra el Palau del Rei Martí, que nunca llegó a concluirse. El declive del monasterio comienza en el siglo XVI para acabar deshabitándose en 1835. En 1930 comienzan las obras de restauración y los mojes vuelven a habitarlo hacia1940.

El Cister

Fray Roberto de Molestes y un grupo de monjes de su comunidad, se propusieron retornar a la observancia estricta de la primitiva regla de san Benito de Nursia, que fundó en 1540 la Orden de los Benedictinos. Para ello erigió una nueva abadía en Cîteaux, donde los monjes blancos, así conocidos por el color de su hábito, dedicaron su vida al trabajo manual y a la contemplación ascética. Fray Roberto y sus compañeros volvieron a la antigua ley benedictina de Ora et labora (reza y trabaja).

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