SALAMANCA PLAZA MAYOR DE EUROPA. (II)


En la ciudad de Salamanca, muy cerca de la Catedral, flanqueando la entrada al patio chico de la Catedral Nueva, encontramos un pequeño jardín de “juniperus”, acantos y azaleas, es un precioso huerto de inspiración musulmana que se sitúa sobre los restos de la antigua muralla de la ciudad y desde el cual se divisa una magnífica panorámica de la orilla del río Tormes. Un rincón fresco y romántico conocido como el “Huerto de Calisto y Melibea”, donde dice la tradición se sucedieron los encuentros amorosos de los dos personajes de la novela de Fernando de Rojas, “La Celestina”. Es aquí, en este pequeño jardín, donde podemos comenzar este paseo romántico por la bella capital salmantina. 


“La comedia o tragicomedia de Calisto y Melibea”, es lo que “Romeo y Julieta” de Shakespeare fue para la literatura inglesa de la época, un canto a la a los locos enamorados de desordenado apetito en el amor. Asimismo hecha en aviso de los engaños de las alcahuetas y malos lisonjeros sirvientes.

Calisto fue un de noble linaje, ingenioso, dispuesto, dotado de muchas gracias para el amor. Pero, desdichas de la vida, cayó preso en el amor de Melibea, mujer moza, generosa, de alta y serenísima sangre. El tercer personaje de la trama es Celestina, buscona, bruja, embustera que urde una historia para conseguir que Calixto sea amado y su usura llegue a buen fin. Pero como buena trama de amor, las desgracias y la desdicha se apodera de los amantes y sus familias. Una de las noches en que Calixto acude por la noche al jardín de Melibea, la avaricia de Celestina había desencadenado una sucesión de calamidades en cascada, que empiezan en la muerte de la propia Celestina a manos de un criado de Calixto.


Dejaremos la cancela del jardín con la vieja Celestina observando nuestros pasos y ascenderemos la cuesta de los Curtidores para llegar al patio chico de la catedral. Sobre la Vieja Catedral de origen románica y medieval del siglo XI se construyo la Catedral Nueva, de altura gótica, con sus adornos y arquitectura de estilo renacentista y su exaltación barroca que se observa esplendida en sus fachadas y alegorías. Sentados sobre un escalón miramos al cielo azul siguiendo la estela de los viejos cipreses y nos daremos cuenta de la hermosura de este singular rincón. Entraremos por esa puerta a la Catedral para una vez dentro, admirar la inmensidad de sus techos, sus rectilíneas columnas, la quietud y el silencio de sus estancias solo alterado por el repiquetear de las cámaras de los visitantes. Merece la pena detenerse delante de la Capilla de la Virgen de la Soledad, obra que Mariano Benlliure. Esta sencilla talla llena de pasión y dolor, es unas de las obras de imaginería castellana más emocionantes de cuantas encontremos en Salamanca.


Más tarde saldremos hacia la Plaza de Anaya y tras contemplar el magnifico Palacio de los Anayas obra de Joaquin de Churriguera, nos detendremos un momento en el Convento de las Dueñas para contemplar uno de los claustros más impresionantes del renacimiento en Salamanca. En su interior esta enterrada la princesa guineana Chibaka que llego a la ciudad en el siglo XVIII y ejerció sus votos en el convento. Según cuenta la leyenda, la piel de Chibaka se transmutó en blanca en el momento de su muerte.

Mañana siguiente entrega

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