FÓSILES DE HUELLAS DE ELEFANTES Y JABALIES GIGANTES EN DOÑANA


Ilustración de Jose María Galán

El hallazgo fortuito de unas huellas fósiles de unos 100.000 años de antigüedad en la playa de Matalascañas ha llamado mucho la atención de la comunidad científica por la relevancia de este yacimiento de carácter efímero. Unas huellas que, aunque se encuentran fuera de los límites del Espacio Natural de Doñana, tienen un gran interés. Tanto es así que el descubrimiento está siendo estudiado por el grupo de investigación ‘RNM276 Geociencias Aplicadas’ del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Huelva (UHU), bajo la dirección del catedrático de Paleontología, Eduardo Mayoral Alfaro.

La icnología tiene reglas particulares y las huellas o señales que dejó la fauna llevan su propio nombre, enraizado en el sistema clásico de clasificación biológica de Linneo (1735). De esta forma, el rastro hallado en Matalascañas ha sido bautizado como icnoespecie Suidichnus galani. Este apellido es el reconocimiento a José María Galán, guía del Parque Nacional de Doñana que trabaja en el Plan Nacional de Lucha contra el Tráfico Ilegal y el Furtivismo Internacional (Tifies). Este rastreador de las huellas de la historia fue el primero en advertir de la singularidad del vestigio hallado en las arenas de Huelva.

José María Galán naturalista y amigo y técnico de Medio Ambiente en el Parque Nacional, es un gran especialista en huellas de vertebrados actuales. Él se ha encargado de sacar los moldes de las pisadas y ha contribuido a la identificación de las especies que pueden haberlas realizado.

“Ana Mateo y Dolores Cobo, biólogas y trabajadoras del parque de Doñana, me hicieron llegar una foto por WhatsApp. Allí empezó todo”, recuerda Galán. Las especiales características de la huella no pasaron inadvertidas para este experimentado buscador de rastros, que entiende su arte como un medio para ser parte de la naturaleza.

Galán, autor también de las representaciones del animal que dejó su impronta en Huelva, explica que el cambio en la dinámica del litoral dejó al descubierto la frágil zona de dunas fósiles donde había quedado la firma de la fauna prehistórica. “La zona de estudio, que empezó siendo de unos 40 metros cuadrados, se ha multiplicado, lo que evidencia que tenemos que redescubrir nuestro patrimonio cada día y con urgencia”, comenta. La acción del viento, la lluvia, los visitantes de la zona y el mar ponen en riesgo la perdurabilidad de las huellas halladas en los materiales de la zona paleontológica.

El llacimiento fue encontrado de forma casual por las biólogas, Dolores Cobos, técnico del Parque Nacional, con más de treinta años de experiencia en conservación y especialista en Botánica y Ana Mateos, una de las guías más experimentadas del Parque nacional.

Teneis toda la presentación del trabajo de viva voz de Galán en este vídeo



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