La inesperada Laponia Sueca: de Samis y Auroras


Ha sido un descubrimiento sorprendente. No sólo para mí, que llegaba por primera vez a este territorio de abedules, nieve y abetos. Sino para los viajeros de Ecowildlife Travel que a finales de octubre tuve el placer de acompañar en un recorrido espectacular.

Puede que tengas el concepto de que Suecia es la hermana pobre de Escandinavia. Y eso es, quizás, porque no nos hemos preocupado en conocer una tierra en la que la gente es amable, los precios son realmente asequibles (al menos más que en el resto de Escandinavia) y la comida, ummm, la comida, no difiere tanto de la nuestra. A ver, no esperemos un cocido, pero tampoco la monotemática comida noruega.

Pero ¿sabes?, de hermana pobre nada de nada. Podría recurrir a los tópicos de su industria, ya saben: Volvo, Ikea, H&M…pero no. Prefiero mirar hacia el campo, hacia la naturaleza y sorprenderme con un país que vale la pena recorrer.

Por nuestra parte hemos llegado a Luleå procedentes de Estocolmo y lo primero que percibes es el bofetón del frío al bajarte del avión. A ver, nada del otro jueves, es algo que solucionas con ropa térmica y un buen chaquetón. Pero frío hace, y bueno, es también lo que buscamos, junto con la nieve y las auroras.

Vídeo de este viaje a la Laponia sueca

Y la verdad es que hubo de todo. Frío, nevadas, sol y una naturaleza exuberante y cautivadora. Y ello aderezado con la cultura Sami, los últimos indígenas de Europa y que han tenido que dejar de lado su vida nómada para trabajar en otras ocupaciones mientras que los renos y su aprovechamiento es ya una labor complementaria a las rentas de las familias.

Nos encontramos con ellos en Jukkasjärvi, cerca de Kiruna, en un museo recientemente remodelado donde conocimos de primera mano su modo de vida, el actual y el nómada: sus tiendas, establos y edificaciones de almacenaje. También disfrutamos del Museo Ájtte de Jokkmokk, con una experiencia absolutamente inmersiva en la cultura Sami y su modo de vida.

Nos adentramos también en la Aldea-Iglesia de Gammelstad, declarada Patrimonio de la Humanidad en 1996. Un lugar encantador y excepcional ejemplo de ciudad eclesiástica tradicional del norte de Escandinavia. Grosso modo, hablamos de una aldea construida alrededor de la Iglesia y como lugar de alojamiento temporal para los fieles. Nada menos que 404 cabañas. Esta aldea-iglesia cumplía varias funciones, no sólo para asistir a misas y ceremonias, al mercado, al concejo municipal, sino también para el reencuentro de familias y conocidos.

Y Kiruna, la ciudad que se mueve y traslada por el hundimiento del terreno debido a la actividad minera y cuyo nombre significa en Sami Perdiz Nival. Hoy en día Kiruna es el segundo mayor municipio del mundo en área de extensión con 20.000 km², después de Mount Isa, Queensland, Australia con 42.904 km².


La extracción del mineral de hierro es la industria clave del área, siendo la ciudad muy dependiente de la compañía minera LKAB (cuyos vehículos y uniformes podemos ver en cada recodo de la ciudad). Durante la Segunda Guerra Mundial, importantes cantidades de mineral fueron extraídas y enviadas por ferrocarril a la costa oeste (Narvik), apenas a 150km de distancia, y de allí a Alemania, para alimentar la industria de guerra nazi.

En 2004, se decidió trasladar el centro de la ciudad, por problemas geológicos de subsidencia. El traslado se ejecutaría a lo largo de la próxima década, pero las previsiones hacen previsible que tenga que trasladarse casi toda la ciudad en los próximos 30 años, ya que el filón de hierro se hunde más y más en la situación actual de la ciudad. De hecho, ya el Ayuntamiento y otras instituciones, así como varios edificios residenciales han sido trasladados a su nuevo enclave.

Y por supuesto el Parque NacionalAbisko, la joya natural de la zona donde las Auroras nos salieron al encuentro y en el que disfrutamos de ríos congelados, cascadas y una luz muy especial que nos acompañó en los dos días que lo recorrimos.

Y es que este territorio es considerado como uno de los últimos grandes parajes vírgenes de Europa; Abisko es uno de los mejores lugares para observar las auroras boreales gracias a la ausencia de contaminación lumínica y a los vientos que despejan las nubes como atestigua la imagen que acompaña estas letras.

El próximo año volveremos a Suecia de la mano de Ecowildlife Travel, te esperamos. Descárgate la revista NOTHERN LIGHTS desde este enlace.

JUAN RAMÓN PEREZ

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