Kenia: Guepardos vs Gallinas Vulturinas

 

Avanza la mañana y aprieta el sol africano en este nuevo viaje a Kenia. Nos  encontramos en el parque nacional Samburu, hogar de algunos de los animales más curiosos del continente,

Seguimos a una familia de guepardos, madre y tres adolescentes desplazándose por la estepa arbustiva. A medida que la temperatura sube, las paradas en las sombras de las acacias se van haciendo más frecuentes y largas para los juguetones velocistas en formación y su maestra.

Finalmente, y tras unas interesantes observaciones que hacemos sobre el aprendizaje cinegético de los jóvenes que merecen una entrada por sí mismas, el grupo encuentra el lugar de su territorio donde, tras abrevar, probablemente descansarán en las duras horas centrales del día. La amable sombra de una acacia baja, con la copa como una gran sombrilla de playa justo a la orilla de un vado que cruza un pequeño río. 

Sabemos de la importancia vital del agua en un territorio al que la sequía tiene cogido por el cuello hace ya demasiado tiempo y de la imprescindible sombra de los árboles en parajes semidesérticos en los que el sol ecuatorial te achicharra. Además, en el contexto de cambio climático que sufre el planeta, acceder a estos recursos se convierte en cuestión de vida o muerte para los duros habitantes de estos paisajes.



Y parece ser que el acceso al agua es el incidente inductor del conflicto al que vamos a asistir. Nuevos personajes entran en la escena. Un grupo de pintadas vulturinas, una de las especies de aves terrestres propias de las estepas del norte de Kenia, se dirigen al río y la familia de guepardos tumbados perezosamente taponan el que posiblemente sea el mejor acceso al agua en la zona.

Las pintadas con cara de buitre y plumaje azul cobalto, han llegado hasta aquí caminando, como es habitual en ellas. Si nada las fuerza a volar, estas aves se desplazan apeonando por el paisaje mientras rebuscan alimento en el suelo. Se las observa frecuentemente deshaciendo las abundantes boñigas de elefante en busca de semillas o capturando gusarapos, que aportan proteína a su dieta.

Absortos en la contemplación de los felinos, oímos la cacofonía de las pintadas antes de verlas. Las caminantes de la estepa se dirigían al río y se encuentran con un obstáculo demasiado peligroso para ellas. El coro de gritos llena el, hasta ese momento, plácido rincón. El grupo de aves se anima y avanza hasta llegar muy cerca de los guepardos, que permanecen bastante impasibles ante el hostigamiento. Si hay un gesto desganado de alguno de los hermanos hacia las pintadas, éstas, con el típico vaivén sicológico de las turbamultas que va de la cobardía al arrojo ciego, retroceden sin dejar de chillar su cabreo. El duelo es mental, y tras largos minutos de tenso enfrentamiento, las gallinas abandonan ante la posibilidad de pagar un peaje demasiado caro.

Para nosotros ha sido una observación extraordinaria, que nos ha permitido observar el comportamiento de ambas especies y entenderlas un poquito más. Por un lado, constatamos que los guepardos son una especie a la que acosan muchos otros de los depredadores de las estepas y sabanas, como leones, hienas y leopardos, pero sorprendentemente, también de especies presa como las pintadas. Por mis lecturas naturalistas sabía de casos en los que las vulturinas son capaces de hacerles pasar un mal rato y que, incluso, habían hecho huir a dos machos de guepardo adultos.

Este comportamiento gregario de las pintadas vulturinas ha sido estudiado recientemente en Kenia y los investigadores han podido inferir un comportamiento social multinivel poco habitual en especies de cerebro tan pequeño. Los grupos tienen mucha cohesión, los individuos se reconocen unos a otros como miembros del grupo y si interactúan con otros grupos, a los que también identifican, al separarse todos regresan con el suyo propio. Queda claro una vez más que el tamaño del cerebro de las aves no parece ser un impedimento para que hayan desarrollado una inteligencia comparable a la de otros vertebrados de mayor encefalización, como los mamíferos. Además, la convergencia evolutiva con otras especies de comportamiento social complejo evolucionadas en el suelo de las sabanas, como los babuinos o nosotros mismos, ha permitido a estas aves sobrevivir con éxito en un medio extremadamente peligroso.

Os dejamos el vídeo completo para que lo veáis en animación.

Textos y fotos JOSÉ CARLOS DE LA FUENTE

Comentarios

  1. Interesante José Carlos, y demasiado valientes estas aves, lo que desconozco es que si hubiera arrancado a correr algun guepardo, cada una echaría a correr por un lado volviéndo loco a su perseguidor

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    1. Seguramente ese sería el comportamiento, llegado el caso. Sé que vuelan en últims instáncia, como la mayoría de aves terrestres de su tamaño.
      Un abrazo Javier!

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