El príncipe de Pandarphaoni. Cincuenta años del Project Tiger

 

Con un año de edad, Surya ya era un tigre impresionante.

Era el príncipe feliz, el cachorro macho de Maya. El joven macho de un año fue protagonista, junto a su hermana, de aquellos días en Tadoba. Hijo de la tigresa más famosa y querida del parque nacional, coronada reina por todos aquellos humanos que le rinden pleitesía.

Maya nació en 2010 y se hizo con el rico territorio de Pandharpaoni, desocupado tras la muerte de su madre. Allí, la tigresa ha ido sacando adelante camadas desde 2014. La práctica totalidad de los machos dominantes del parque han visitado su hogar para aparearse con ella. El territorio de esta hembra se solapa con el de cuatro machos, con los que ella se aparea. Esto le asegura cierta seguridad para sus cachorros, con cuatro tigres candidatos a ser padres.

Al contrario que otras tigresas, que mueven constantemente a sus cachorros de sitio para evitar la depredación infantil por parte de leopardos, cuones o los propios tigres, Maya ha sacado adelante sus cachorros contra viento y marea, sin perder el control de su territorio. Si bien es cierto que ha perdido por esta causa a 5 de los 13 cachorros conocidos, la brava madre se las apañó para cazar en su ufano territorio y proteger a su prole con éxito.

La presencia de una preciosa tigresa, en plenitud, y de cachorros que los todos los turistas que visitamos Tadoba soñamos con avistar, ha convertido a Maya en el principal activo de este parque nacional, contribuyendo decisivamente a un incremento de la actividad económica del espacio natural donde vive.

El Principe entre su séquito.

Así, en diciembre de 2018, cuando volvíamos a recorrer los senderos deltigre, los intentos de avistar tigre en aquel remoto paraje de la India central consistían en apostarnos con el coche al borde del bosque de bambú gigante, en el que la familia de tigre tenía su refugio más íntimo. Maya criaba a su tercera camada, dos cachorros hijos de Matkasur, un feroz tigre conocido por haber matado a un guarda forestal y haberse enfrentado a un oso bezudo.

Sólo debíamos esperar pacientemente, bien a la madre volviendo de sus expediciones de caza al lago, o bien a los hermanos exhibicionistas haciendo un saludo en el escenario. Y así ocurrió. El cachorro macho, que después sería conocido como Surya (T9), hizo una de aquellas salidas. Lo observamos durante un momento echado en medio de un círculo de coches, mostrando una vez más su falta de timidez. Cuando lo aburrimos, se levantó y se internó en el bosque de caña, caminando con desdén aristocrático.

Su hermana permaneció oculta y de su madre escuchamos ese rugido de llamada propio de la especie, que atronaba desde la misteriosa espesura de bambú.

La historia de Surya cobró interés por los hechos que ocurrieron durante el siguiente año y que conté en un capitulo de COEXISTENCIA. El descarado y mimado principito se tornó en fantasma y se dispersó hasta la reserva de tigres de Umred-Karhandla, atravesando 140 km de territorio hostil sin ser detectado. Sólo cuando volvió a sentirse de nuevo en tierra de tigres, el joven exiliado fue identificado y volvió a dejarse fotografiar en su nuevo hogar.

Recorte donde se identificaba a Surya como el misterioso tigre de Umred
Fuente: Indian Times.

A partir de ese momento, Surya se ha comportado como un tigre dominante. Conquistó un territorio con al menos dos hembras. Se apareó con ellas, asegurándose descendencia. Ha matado cachorros hijos de otros machos y ha protagonizado feroces peleas territoriales con sus rivales. Las últimas noticias que hemos tenido de él son que se le ha visto seriamente herido por otro tigre, cojeando visiblemente.

La historia de esta familia de tigres ejemplifica muy bien lo ocurrido con la especie en la India, desde que, hace ahora 50 años, se pusiese en marcha el Project Tiger. Pionero en aquel país, el gobierno decretó la protección del tigre de Bengala, sus bosques y el resto de especies bajo su paraguas. De 14000 km2 a 75.000 en la actualidad y de 1800 tigres entonces a los más de 3000 censados recientemente.

La mayoría de los tigres de la India cruzan su camino a diario con los coches de los turistas.

Los números luminosos y las sombras del proyecto, como la difícil conectividad entre las reservas aisladas y la dependencia casi total del turismo, hacen evidente que queda aún mucho por hacer, pero que se ha avanzado mucho en la buena dirección. Todos los actores implicados en la conservación del tigre debemos aportar para que una de las mayores iniciativas de conservación puesta nunca en marcha, continúe recorriendo el ambicioso sendero iniciado hace medio siglo.

En diciembre salimos de nuevo a los Senderos del Tigre, si queréis acompañarnos tenéis toda la información en este enlace.

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