HISTORIAS CON ALMA (X) VIGO: CALLE PESCADERÍA Y EL MERCADO DE LA PIEDRA

Como penúltima parada de esta escapada que hemos hecho por alguno de los lugares más hermosos de esta bella Galicia, buscando historias con alma, hicimos una parada en Vigo. Ciudad grande y moderna que se deja besar por la brisa del Atlántico y que anda convulsa en estos tiempos de crisis ya que cuenta en su término municipal con enormes empresas tanto del sector naval como de la automoción y eso se nota en la conflictividad laboral. Esta vez no fuimos al Parque Nacional de las Islas del Atlántico, nos quedamos a pasear por el viejo barrio de la ciudad.

Es curioso acercarse a la zona del puerto y ver los enormes trasatlánticos que vomitan miles de turistas cada vez que arriban y que toman las calles más comerciales y el Mercado de la Piedra como si fuera lo único que les quedará que hacer en esta vida. Comprar no se ve que compren mucho pero remueven buscando encontrar gangas que llevar para regalar. Siempre que lo veo intento componer la cara del que recibe esos regalos “turísticos” y para que le deben servir después.

La otra curiosidad del Mercado de la Piedra es ver como en un edificio oficial se pueden están vendiendo imitaciones y falsificaciones de ropa y complementos de marcas de moda con tanta facilidad. Es curioso verlo y como la gente compra en esas tiendas sin ningún impedimento. Después salimos a la calle Pescadería, hace ya algunos años que no vengo por aquí. No recordaba tan poca gente sentada en los bares ni tan escasas ostras en los mostradores de los ostreros. Para aquello que no lo conozcan, en esta calle los bares comparten su espacio con algunos pescaderos que abren ostras y las sirven para que las puedes comer en los bares. Recuerdo esta calle bulliciosa de locales disfrutando de este encuentro, hoy solo hay turistas que miran. Desde que cayeron las murallas este barrio fue lugar de comercio y encuentro de productos que venían de fuera y marisco fresco, hoy en un barrio porturario de los miles que hay por esas ciudades impersonales del mundo. Desde el puerto esta vez mire buscando las maravillosas Islas Cies, pero esta vez no las puede ver, el barco me lo impidió.

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