Las islas orientales del archipiélago canario, debido a su particular orografía, a su altitud y a la exposición de sus vertientes a los vientos
alísios que, cargados de humedad, riegan incesantemente las zonas más expuestas a ellos con la denominada
lluvia horizontal. En las vertientes y barrancos donde esa lluvia se hace presente se forma el mote verde canario. Amplias manchas de bosque húmedo tropical que en el cuaternario fueron comunes en toda Eurasia.En las Islas Canarias, ese bosque se forma en coronas forestales entres 500 y 700 metros de altitud en las islas más bajas y entre los 1.200 y 1.500 en las islas más altas. En la Isla de la Gomera ese monte verde se concentran en algunos barrancos y en la corona forestal que forma el
Parque Nacional de Garajonay.
Esos bosques de hojas perennes se diferencian claramente de otras zonas más áridas de la isla. Dependiendo la orientación y la altura se separan en bosques donde predomina los árboles de hojas de tipo plana como la de la lauráceas y otros de tipo ericoide como la de los brezos. A los primeros se les denomina bosques de
laurisilva y a los segundos bosques de
fayal-brezal donde brezo y hayas son las estrellas. El primero ocupa los nichos más húmedos de la orografía y el segundo las áreas con climas más continentales. En la actualidad se producen estos bosques entre las latitudes 25º y 40º en todo el mundo. Pero este bosque de la región macaronésica sólo se dan en estos archipiélagos.
Pasear por estos bosques de La Gomera me trae a la mente otros paseos como los que hice por el Bosque Lluvioso de Costa Rica, el Monte Kinabalu en Borneo o las faldas del Volcan Pacaya en Guatemala, pero este con la increíble constancia de que estamos a tan solo dos horas y media de Madrid. Una pasada.
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