VARSOVIA, LA CIUDAD Y SU PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD.

Stare Miasto, la ciudad antigua, el barrio viejo, las casas más antiguas de Varsovia, fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad en 1.980, y hoy uno de los principales lugares turísticos de la vieja capital polaca. Ese galardón se otorgó a la ciudad, a sus dirigentes y a sus vecinos por haber sido capaz de reconstruirla después de la destrucción llevada a cabo en la segunda guerra Mundial y haberlo hecho de una forma fidedigna a como la recordaban antes del desastre.

El barrio viejo surgió hacia el siglo XIII en una colina baja sobre la margen izquierda del Río Vístula. Allá se enclavó ra el Castillo Real originalmente gótico, luego remodelado cuando la ciudad se trasformó en capital. Las guías de viaje cuenta que en la Capilla Real de este castillo esta guardado en una urna el corazón de Tadeusz Kosciuzko, un ingeniero militar héroe polaco-lituano y de la revolución por la lucha de la independencia de los Estados Unidos de Norteamérica de Inglaterra, considerado uno de los más brillantes generales de Polonia.

Frente a este patrimonio arquitectónico y cultural se encuentra la Plaza del Castillo, dominada por la Columna de Segismundo III y la Catedral de San Juan, austero exponente del gótico nórdico, es el templo más importante de Varsovia porque en él se realizaban las coronaciones de los reyes, hoy se llevan a cabo las grandes manifestaciones nacionales. Para desembocar a ella seguimos una inmensa avenida que rinde homenaje a sus ilustres como Nikolas Copernico y pasa incluso por delante de la sede del actual gobierno polaco.

Pero realmente donde discurre la vida de los polacos y los turistas que la visitamos es en la vieja Plaza del Mercado, antaño dando continuidad a su nombre hoy llena de restaurantes, cafés y bares así como artistas que hacen las delicias de quienes la visitamos. Las fachadas de las casas han sido remodeladas a sus antiguos colores originales de los siglos XVI y XVII y sus bancos sirven de improvisados miradores para el deambular y devenir de esta ciudad, niños que corren alrededor de las fuentes, madres que ríen, papás que se toman una cerveza en sus tabernas y decenas de turistas que lo contemplamos todo con la cámara en la mano.

Una hermosa y vieja ciudad que vive con el recuerdo de lo que allá sucedió no hace ni medios siglo: la guerra. La humillación, el crimen, siguen presentes en este viejo barrio y es recordado en comercios, fachadas y exposiciones permanentemente para que la memoria no olvide lo que los nazis le hicieron a esta hermosa ciudad.

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