La Palma: Un cielo lleno de estrellas



Chris Martin, inquieto líder del grupo Coldplay, canta en nuestros auriculares ´cause your a sky, your a sky full of stars… mientras el coche serpentea camino de las cumbres palmeras. “A sky full of stars” es la definición exacta de los cielos de la isla de La Palma. Sólo hay que olvidar las pantallas omnipresentes en buena parte de nuestras actividades laborales y de ocio y levantar la vista en una noche clara, hacia el infinito palmero, hacia un cielo lleno de estrellas. Así, acomodaremos nuestra visión a la oscuridad que necesitamos para disfrutar en todo su esplendor de los cielos insulares.

Y es que nuestra Isla Bonita reúne una excepcionalidad de valores naturales que hacen de ella una isla sorprendente. El paisaje insular es un importante indicador de la calidad de vida del territorio y se constituye como uno de sus atractivos más emblemáticos para quienes la visitan. Si a esto unimos la fauna y flora autóctonas, sus espectaculares paisajes y sus cielos limpios, además de contar en sus cumbres con uno de los mejores emplazamientos de la astrofísica moderna, el Observatorio Roque de los Muchachos, La Palma se presenta como uno de los lugares más favorables para levantar la vista y mirar el Universo, así disfrutaremos de sus fantásticos cielos nocturnos.

Un video de La Palma, la Isla Bonita

Con la Red de Miradores Astronómicos, la isla de La Palma se ha convertido en un centro de interpretación al aire libre. Los paneles que los conforman, utilizan como fondo real la naturaleza y el cielo que nos rodea, aprovechando enclaves oscuros y miradores en cada uno de los municipios. Esta Red desarrolla en cada sitio una temática diferente, abarcando desde las constelaciones, planetas, y La Luna, hasta la simulación de los equinoccios y solsticios. Así se invita a los usuarios a moverse por toda la isla para descubrirlos. En los miradores hay una lama de senderos que permite encontrar la estrella polar, osa mayor y menor.

Mediante el giro de un disco será fácil seguir el sendero “más largo de Universo”, la Vía Láctea, la Milky Way, prestando atención a la época del año.

Las islas Canarias son, junto a Chile y Hawai, uno de los tres destinos astronómicos mundiales. Las características de su cielo son únicas, y la ley que lo protege, pionera a nivel internacional. En octubre se cumplen 30 años de la llamada ‘ley del cielo’, que ha garantizado la calidad de la observación en los astrofísicos de La Palma y Tenerife. Tenemos que prepararnos para disfrutar de la noche, de la oscuridad de la noche. De las estrellas, de las constelaciones. Del cielo, de un cielo que sorprende, asombra, y en ocasiones hasta perturba.


Las islas han sabido proteger uno de sus bienes más preciado: su cielo. El 31 de octubre de 1988 el Parlamento español aprobó la Ley sobre la Protección de la Calidad Astronómica de los Observatorios del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC). La conocida como ‘ley del cielo’ tenía como objetivo proteger los observatorios de La Palma y Tenerife de cualquier tipo de contaminación. De esta manera se garantizaba la calidad de las investigaciones gracias a un cielo despejado.

Esta ley cuida cuatro aspectos fundamentales para lograr una atmósfera limpia y diáfana. Uno de ellos, evitar la contaminación radioeléctrica limitando la cantidad de emisiones de radio cerca de los observatorios. Otro, evitar el sobrevuelo de aeronaves en la zona. Todas las rutas aéreas deben desviarse para no dejar estelas en el firmamento. El tercero es la contaminación atmosférica. No se pueden instalar industrias por encima de 1.500 metros de altura. Y, por último, el de mayor impacto social, evitar la contaminación lumínica. Se trataba de que las luminarias y el alumbrado público no miraran al cielo, sino que se dirigieran solo al suelo, con un nivel y un tipo de color adecuado.

Aunque hoy ya nos hemos acostumbrado al tipo de iluminación de los focos ‘led’, hace 30 años supuso un cambio drástico en el día a día, o mejor noche a noche, de la isla. Sin solución de continuidad se pasó de usar luz blanca en la vía pública, a luz anaranjada. No sólo cambió el alumbrado público, sino también los letreros luminosos de los comercios y la iluminación ornamental. Obligaba a reconciliarse con la oscuridad. La luz extremadamente tenue trajo consigo alguna que otra molestia anecdótica. Decían los locales que además de alumbrar muy poco, les hacía parecer enfermos. Hoy, en cambio, se sienten orgullosos de haber colaborado en tener uno de los mejores cielos del mundo.


La finalidad no era solo astronómica, sino también medioambiental. La luz excesiva afecta a la salud de las personas, al hábitat de los animales, al ecosistema de las plantas. La ‘ley del cielo’ canaria supuso un antes y un después en el alumbrado inteligente, no solo en las islas, sino a nivel internacional. El derroche de energía de las grandes ciudades para alumbrar sus calles, más que iluminar, encandila a los ciudadanos, impidiéndoles disfrutar del cielo nocturno y de sus estrellas. En La Palma, esa conciencia llegó hace 30 años y hoy en día podemos decir con orgullo que La Palma es el primer destino Starlight mundial.
Estos meses tenemos varias salidas a La Palma, si nos queréis acompañar, toda la información en este enlace.

JUAN RAMÓN PÉREZ RAMOS




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