KENIA: La vida y la muerte en Nakuru


La frontera entre el mundo humano y el de la vida salvaje se difumina en las afueras de la ciudad de Nakuru.

La imagen del rebaño de búfalos, prácticamente junto a las paredes de la ciudad de Nakuru, en Kenia, refleja bien ese punto en el que se encuentran dos mundos. El contraste es muy vivo entre esta imagen sugerente y la que la precede protagonizada por esta misma manada. Justo la noche anterior, en la misma pista que llevamos ahora, dejamos a una leona dando cuenta de la carcasa de uno de sus miembros abatido.

Desde su atalaya y, sin dejar de controlar a su presa abatida, la leona vigila a la manada de búfalos que pasta cerca del lago.

En medio del camino, que pasa entre el bosque claro de acacias de la fiebre que bordea el lago, estaba la leona, dueña y señora se su presa. Al cadáver le faltaba demasiada carne para haber sido consumido sólo por un depredador. Una mirada más atenta nos descubre a tres leones más entre la hierba, que, posiblemente con el estómago lleno, no le prestaban la menor atención a la carcasa. La manada de búfalos se alimentaba de la hierba fresca de la orilla del lago, a escasos quinientos metros del escenario de la matanza de uno de sus miembros. A buen seguro, que defendieron al joven novillo del ataque de la manada, pero esta vez, la obstinada defensa solidaria no fue suficiente ante el ataque de los leones.

Nadie está a salvo de la lucha por la supervivencia.

El intenso olor a carnicería que impregna el ambiente cuando estás muy cerca del festín de un gran carnívoro y la imagen del rostro de la leona que, en las pausas en las que dejaba de comer, tenía el rostro cubierto de moscas, que se diría que se la estaban comiendo viva, incomodaba a alguno de los viajeros a los que acompañaba en el safari. A pesar de que eran los primeros leones que veíamos en nuestro viaje y que esta suele ser la especie más deseada por quien viaja a áfrica oriental por primera vez, asistir en directo a la crudeza de la supervivencia de las especies, olerla y sentirla cuando las mismas moscas te incordian a ti, suele ser un espectáculo impactante. Aun así y a pesar de los elementos más crudos, ocurre a menudo que ese impacto abre la mente al limpio juego de la vida y la muerte.

Cuando ya caía la noche, abandonamos a la leona apurando los restos del bóvido mientras que otro de los personajes habituales en estas escenas, una imponente hiena manchada, hacía su aparición desde la ladera sobre el camino. Con toda seguridad, otro acto del drama iba a tener lugar, aunque esta vez sin los espectadores humanos que nos retirábamos a nuestro “camp”.

Todo naturalista que ha viajado por África oriental, se maravilla ante la posibilidad de observar los ecosistemas prístinos, prácticamente intactos desde hace milenios. Esto aún es posible, y recorriendo los vastos espacios protegidos puedes sentir que viajas por un mundo perdido, ausente ya de la mayor parte del planeta. No obstante, también se puede observar un fenómeno que presenta un desafío a la conservación, porque de una manera u otra, el mundo moderno, los tentáculos de la globalización, van alcanzando a esos ecosistemas, particularmente los protegidos dentro de territorios pequeños, como este parque nacional de Nakuru, entre la ciudad y el lago del mismo nombre. La coexistencia es el logro necesario para conciliar una situación a la que la gran fauna africana y los humanos no se han enfrentado en millones de años de evolución.

En Diciembre, volvemos a Kenia a buscar nuevas aventuras, pasaremos la nochevieja allá, si nos quieres acompañar, descargate la información de este enlace.

Texto y fotos José Carlos de la Fuente

Comentarios

  1. hoy estamos de enhorabuena, en el parque Nakuru a veces la coexistencia de leones y humanos no es del todo "sana" y cuando sucede algun ataque de leones, la autoridad del parque debe eliminar a toda la familia de leones, además con la represa del rio kilómetros arriba, cada vez son más frecuentes las inundaciones, es un parque en grave riesgo de desaparición con su legado de biodiversidad, rinocerontes, jirafa rodchild....

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  2. Sería insoportable que se dejara perder uno de los bastiones de la biodiversidad de Kenia. Y tienes toda la razón, está muy amenazado.

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