San Cristóbal de La Laguna: Patrimonio de la Humanidad, puente entre continentes


“La Laguna, ciudad universitaria, sobria, recoleta y ceremoniosa” que diría Luis Diego Cuscoy, destacado investigador arqueológico de Canarias, antropólogo y escritor (catalán de nacimiento y canario de adopción y convencimiento) es desde 1999 Ciudad Patrimonio de la Humanidad, en reconocimiento a que su plano se hizo en base a la navegación, allá por el año 1.500, y sentó las bases de lo que serían las grandes ciudades americanas durante la conquista del continente.

La Laguna fue diseñada con instrumentos de navegación marítima y a cordel, un modelo que los conquistadores castellanos repetirían hasta la saciedad en tierras americanas. Por eso no es extraño que el viajero, en su paseo por estas calles rectas e inacabables, se sienta como en Cartagena de Indias, Asunción o México. Las casas señoriales que jalonan las principales vías de la ciudad y la profusión de edificios eclesiásticos son su principal atractivo, además de ese aire antiguo y respetuoso que se respira en sus esquinas.

Concebida a la medida del hombre, San Cristóbal de La Laguna supuso la materialización de una nueva concepción filosófica, profundamente humanista, que se adelantaría a los tiempos. Situada en la atalaya atlántica desde la que España abordaría su mayor gesta, ha sido el obligado nexo de dos culturas. Un simple paseo por la vieja ciudad hace evidente la disposición geométrica de sus calles; vías habitadas por viejas casonas y palacetes con fachadas de colores intensos o pórticos de piedra. La arquitectura civil y religiosa también fue ordenada en la gestación de la ciudad y todo aquel entramado urbanístico inicial ha permanecido intacto desde finales del siglo XV.

La Laguna está rodeada de fértiles tierras, valles y una pequeña cordillera, y ha sido eje político, económico y social de Tenerife durante cuatro siglos, lo que se evidencia en el señorío austero de su arquitectura y la sobria belleza de sus monumentos, edificios públicos y numerosos templos.


Entre estos, son varios los que datan del siglo XVI y en ellos se conservan valiosos tesoros artísticos: la Iglesia y Convento de San Agustín; la de Nuestra Señora de la Concepción; la actual Iglesia-Catedral, construida en 1913 en los aledaños de la derruida ermita de Santa María de la Expectación y consagrada a Nuestra Señora de los Remedios; el Real Santuario y ex Convento de San Francisco, donde se venera la hermosa imagen tallada –pertenece al gótico flamenco-brabanzón- del Santísimo Cristo de La Laguna, y la que fundara en 1522 el padre Mendoza, integrada al monasterio de Santo Domingo de Guzmán. Algunos edificios civiles son igualmente representativos como la singular Casa Salazar, del siglo XVII, muestra acabada del barroco canario que incorpora curiosos detalles como sus gárgolas zoomorfas, que evocan el prehispánico mexicano; los palacios de Nava y Lercaro, y el propio Ayuntamiento cuya fachada neoclásica está revestida con aplacado de cantería azul.

Pero La Laguna no sólo es bonita por fuera, en su callejero, en sus edificaciones, también lo es por dentro, en la hospitalidad y cordialidad de sus gentes, nuestro acento tranquilo y musical, todo ello herencia de su antigua cultura de anfitriones. Y además la ciudad continúa renovando su espíritu día a día con cerca de 30.000 estudiantes que llenan las aulas de su Universidad, fundada por Real Decreto de Carlos IV en 1792, y que sigue formando a miles de canarios cada año.

Caminar por La Laguna ha de ser un ejercicio de paciencia y tranquilidad. Y ello porque cada edificio, cada esquina, contiene algo representativo de Canarias y su Historia.


Nuestro paseo tranquilo comienza en la Plaza del Adelantado, otrora centro neurálgico de la ciudad y en la actualidad sede de edificaciones de uso administrativo como los Juzgados o el Ayuntamiento. No obstante, en la Plaza del Adelantado nos encontraremos con un conjunto único en Canarias. En la zona hay edificios de gran interés histórico como el convento de Santa Catalina de Siena (donde está enterrada la siervita). También está el ayuntamiento (y que ocupa la casa del Corregidor, de la Alhóndiga y Alvarado-Bracamonte o de los Capitanes). Y también la iglesia de San Miguel. También merece la pena contemplar la magnífica fachada del Palacio de Nava.

Si seguimos subiendo por la calle Obispo Rey Redondo llegaremos hasta la Catedral de La Laguna. Se trata de un edificio único. Nada menos que la primera catedral construida completamente de hormigón en el mundo. Encontramos una interesante colección de obras de arte en su interior de varios estilos: flamenco, barroco isleño, etc. Desde el 2016 está abierto el Tesoro (la colección litúrgica, etc.), expuesta como un museo de arte sacro.

Seguimos caminando hacia arriba, lo que es un decir porque la ciudad es plana en su mayoría, en ruta hacia la Iglesia de la Concepción, no podremos dejar de asombrarnos ante la fachada del Teatro Leal, una joya de la arquitectura canaria. Su estilo ecléctico llama la atención a aquellos que se molesten a levantar la mirada.

En apenas 1 horas habremos llegado al otro extremo de la ciudad antigua (hoy su área metropolitana se extiende hacia Geneto, Las Mercedes y La Esperanza), donde podremos disfrutar de la Iglesia Matriz de la Concepción que contiene una interesante colección de obras de arte. Encontramos algunas imágenes de José Luján Pérez, el camarín de la virgen, la pila bautismal de cerámica vidriada (donde se bautizaron guanches), etc. Además de visitar el edificio en su interior (destacando su techo de estilo mudéjar que tuvo que restaurarse en los años 40) también se puede subir a la torre. Una visita recomendable si nos gustan las alturas y una imagen diferente de la ciudad.

JUAN RAMON PÉREZ RAMOS

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