MIS FAROS. FARO DE LA PLATA. GUIPUZCOA. ESPAÑA


Una atalaya a orillas del camino costero de Santiago


Es vecino de un puerto de chatarra y varios pueblos industriales, pero el faro no parece inmutarse. El mar y la montaña lo cobijan en su seno.

Es un faro pero le habría encantado ser un castillo. Uno que defendiera el acceso al puerto de Pasajes, a esa lengua de agua salada que penetra en uno de los corazones industriales del litoral guipuzcoano. La atalaya de La Plata viste torreones cilíndricos y luce almenas en su parte alta, como si su mayor ilusión fuera recibir una invitación para un baile de disfraces del medievo. Fue levantado a mediados del siglo XIX, con el espíritu inocente y novelero que caracterizó algunas construcciones de la época, y se escondió tras una peña para que pudiera reírse de los envites del Cantábrico. Nos encontramos ante uno de los faros más atractivos y singulares de todo el litoral vasco, no sólo por sus sugerentes formas sino por presidir un enclave sobrado de historias. El de La Plata se encuentra orillado junto al Camino de Santiago norteño y costero. Este sendero se popularizó en los años duros de la reconquista, cuando los musulmanes paraban cerca del Ebro –y, en consecuencia, del camino francés- y no era de recibido jugarse el tipo a manos de los infieles por visitar al apóstol.

La aproximación no es sencilla. Tras superar el laberinto de calles y cuestas de Pasajes San Pedro, toca aparcar el coche y andar durante veinte minutos. La caminata es un auténtico viaje a través del tiempo y del espacio: comenzaremos viendo las montañas de chatarra del puerto de Pasajes y los rascacielos del extrarradio donostiarra; sobrevolaremos el coqueto Pasajes San Juan -adorable pueblito marinero huérfano de mapa, (sólo cuenta con una calle principal) cuyas casas se amontonan entre el mar y la montaña- y, en unos metros, seremos testigos del espectacular litoral del monte Jaizkibel. Al lo lejos aparecerá el faro, encaramado en lo alto de un otero y sitiado por dos mares: el Cantábrico por un lado y uno de helechos, envejecidos por el otoño, por el otro.

Para algunos, la baliza no es el broche final, sino un aperitivo. Junto a la atalaya surge un sendero que conduce hasta San Sebastián. Son poco más de dos horas de caminata por llano de tierra y no se nos ocurre mejor forma de arribar a la Bella Easo que ésta. El trayecto goza del romanticismo de antaño, siempre con el mar a la vista y atravesando diversos hitos monumentales que nos recuerdan un pasado de cazadores de ballenas, guerras decimonónicas y primitivas conducciones de agua.

COMO LLEGAR: Pasai San Pedro se encuentra a cinco kilómetros al este de San Sebastián. Para llegar, tomar la N-I dirección Francia y, tras el alto de Ategorrieta, coger la desviación hacia Trintxerpe. Una vez allí, desviarse por la carretera que nace junto a la Casa del Mar hasta enlazar con el paseo del faro. Los últimos dos kilómetros hay que hacerlos a pie.

Cuando lo lei, tenía claro que yo no podía mejorar el artículo por eso pedi prestado a mi buen amigo GONTZAL LARGO un bilbaino de donosti, ya sabeis que los bilbainos nacen donde le sale de las pelotas, que me lo prestará para el blog ¿ a que es magnifico? Bueno si llegais hasta allí, disfrutetad del paisaje que es una gozada. Gracias Monstruo
 
Teneis otro faro de donosti, el de la isla de Santa Clara  en http://laescapadadelturistaaccidental.blogspot.com/2009/11/mis-faros-faro-de-la-isla-de-santa.html

Comentarios

Entradas populares