RAPPERSWIL: EN LOS ALREDEDORES DEL LAGO ZÚRICH



Ayer hablaba de un paseo por los alrededores del lago Zúrich y hoy me he venido a conocerlo de cerca. El lago Zúrich, es un lago grande, cruzado por un tren de cercanías que une la capital con los pueblos que circundan el lago. El transporte es caro, prohibitivo para algunos bolsillos, pero así es Suiza un lugar increíblemente caro. Pero a lo que íbamos. Nos acercamos a esos pueblos de la orilla del lago, buscando un lugar para sentarnos a disfrutar de las frescura del mismo y de una cerveza suiza, de muy buena fama. Y en esas estábamos cuando descubrimos en esta escapada el pequeño pueblo de Rapperswil.

De casonas blasonadas, arcadas y porticadas que protegen al caminante en el frío invierno y pequeños establecimientos que, agradablemente colocados permiten admirar la belleza del lugar con un café o una cerveza entre las manos, el pueblo se deja caminar y con las campanas de la iglesia protestante rompiendo la quietud de la tarde, ascendimos por el Rosergarten o jardín de las rosas hasta un promontorio donde las parejas camina cogidas de las manos y besándose a la sombra de lo viñedos. Allí vimos las paredes del monasterio que protege la intimidad de los frailes capuchinos y las parras que, cuidadas con esmero, convierten sus verdes frutos en aterciopelados y secos caldos que dan fama al lugar y que te alegran las comidas.

Desde esa misma loma vimos brillar la plateada piel del lago Zúrich solo perturbada por las ondas que los niños hacen al lanzarse desde las piedras de la orilla y el pitido del tren nos trajo de nuevo a la realidad para lanzar las últimas fotos de la tarde y convencernos que hasta este fría ciudad suiza, tiene momentos de enorme belleza y recogimiento.

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