HONDARRIBIA (GUIPUZKOA). UN LUGAR DE RECUERDOS.(ESPAÑA)

Regrese más de 20 años después a un pueblo donde aprendí el valor de las cosas y el inicio de mi despertar a una larga vida en solitario. Hondarribia me recibió como siempre, con sus barrio de pescadores abarrotado de turistas y hondarabitarras tomando chiquitos en este incipiente verano. Un barrio que nació en los mismos arenales donde a principios del siglo pasado se varaban las ballenas para descuartizarlas y venderlas. Hoy ya no quedan balleneros ni ballenas. Siguen aquellas casas de maderas pintada de colores con los balcones abarrotados de geranios, pero hoy esas casas son bares y bodegas, jatexeas y terrazas. Caminar por esas callejuelas a mi me trae muchos recuerdos y a los turistas fotos para adornar sus albunes.

Las murallas encierran el casco antiguo. Las calles del casco son angostas y adoquinadas, sus casas hermosas con aleros labrados. El Castillo de Carlos V antiguo cuartel de tropas, hoy mirador impoluto del paso del tiempo, la Iglesia de Nuestra Sra. del Manzano, símbolo en lontananza de la actual ciudad con su enorme torre. Alrededor de la iglesia paseemos por la Nagusia kalea o calle Mayor, también por San Nicolás o Ubilla para ver la autentica villa medieval que fue Hondarribia, de calles animadas y comercios pequeños.

Sentados en la playa y mirando a la cercana costa Francesa, recordamos olores a pincho y grifos de cerveza que no cesan de regar y nos alegramos de haber podido volver a Hondarribia aunque sea solo para degustarlos. No recomendamos ninguno porque cualquiera es aconsejable.

Si estamos por la zona el 8 de septiembre, disfrutaremos de la fiesta de El Alarde. El origen de este vistoso desfile, tiene lugar en un voto hecho a la Virgen de Guadalupe, su patrona, por su "intercesión" durante la resistencia, y posterior victoria sobre el ejercito francés en el sitio que sufrió la villa el año 1638.

No marcharemos sin subir caminando a la falda del mote Jaizkibel, el más alto de esta cordillera. Desde sus laderas contemplaremos toda la hermosa bahía de Txingudi, la desembocadura del Bidasoa y un horizonte bucólico y esperanzador