PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD DEL VALLE DE MAI. ISLAS SEYCHELLES (II)


La UNESCO otorga esta distinción a lugares que se deben preservar para el futuro de todos nosotros. El Valle de Mai, enclavado en el centro de la isla de Praslin en el archipiélago de Seychelles es un lugar para el descanso, el disfrute y el recuerdo. 200 especies vegetales entre las cuales se encuentran la Palma del Índico y el Coco de Mer, dos símbolos de todo el diminuto país. El coco de mer no defrauda, es el protagonista de la visita, todos queremos verlo y a todos nos emociona su forma, su simbología tan sexual y la preservación de la que es causa.


El parque se visita con guía, es un bosque tropical frondoso dentro de un valle cerrado. Se regenera constantemente del embate del viento huracanado y las lluvias monzónicas. El paseo es un lujo para botánico y naturalista aunque el calor y la humedad hacen quejarse al turista tradicional. Geckos, que nos miran parsimoniosos con sus amarillos e inquietantes ojos, lagartos que arrastran su vientre por la hojarasca e insectos nos acompañan. Las palmeras y palmas reales se bambolean con al brisa, crujen los árboles y alguna rama seca cae al sotobosque, suenan nuestros pasos en los charcos que la humedad alimenta y zumban los mosquitos a nuestro alrededor. Los “birdwatchers” no dejamos de otear el cielo, buscamos entre las verdes ramas la figura oscura, casi fantasmagórica de otro endemismo del parque, el Loro Negro. De repente una pareja sobrevuela las copas, lejos para fotografiarlo pero ruidoso para no olvidarlo.


Se hace casi de noche, amenaza el huracán y nos regresamos caminando a la playa, el paseo entre las palmas es hermoso, al alcanzar la playa el sol se marcha tranquilamente de un mar que se aleja en pleamar. La barca solitaria en la orilla nos despide de este paraíso natural.

Más fotos en http://bit.ly/6kO7hC

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