VICTORIA, LA CAPITAL DE MAHE. ISLAS SEYCHELLES ( y VIII)
Pasear por Victoria, la capital de Mahe es mucho más atractivo que pasear por la isla en sí. Odio las islas con autopistas y Mahe lo es. Densas de tráfico y ruido se alejan de lo que uno vino a buscar. Victoria es diferente, lo son sus gentes, amables y hospitalarias, las descubrí en sus avenidas, en la catedral, en el mercado y fotografiando el Reloj que preside su cruce principal. Se acercan a saludar y a reírse de mis ocurrencias. Los niños se dejan fotografiar con parsimonia y me hacen posturas de modelos.
Llena de tiendas de souvenirs pero también de lugares con encantos como cacharrerías y anticuarios. Esta vez mi botín fue un viejo disco de vinilo de música sega , un incienciario de barro, aceites de olor para quemar y te de vainilla. El mercado es otra cosa, entre olor a pescado y carne, fotografié las escenas tradicionales de las familias de victoria, comprando la verdura y las viandas para el fin de semana y las flores para adornar sus casas. Frutas exóticas de mil colores, verduras gigantes y túnidos recién sacados del Índico. Un auténtico museo etnográfico al aire libre.
Nos marchamos despacio , sin hacer ruido, al despegar el avión miramos hacia el inmenso mar turquesa y vimos barcos que iban y venían del puerto, no me llevo nostalgia, de lo paraísos y de los lugares en blanco de la imaginación del cansado viajero, uno se lleva la alegría de saber que estuvo allí y que, aunque no vuelva, lo descubrirá para otros que no pudieron estar.
Acabamos esta esacapada a las Islas Seychelles sabedores de que es un paraiso conquistado al alcance de algunos pocos, pero con la tranquilidad de haber conquistado sus rincones para enseñarlos a nuestros viajeros.
Más fotos en http://picasaweb.google.es/JOSE4608/SEYCHELLESUNVIAJEINOLVIDABLE#
Llena de tiendas de souvenirs pero también de lugares con encantos como cacharrerías y anticuarios. Esta vez mi botín fue un viejo disco de vinilo de música sega , un incienciario de barro, aceites de olor para quemar y te de vainilla. El mercado es otra cosa, entre olor a pescado y carne, fotografié las escenas tradicionales de las familias de victoria, comprando la verdura y las viandas para el fin de semana y las flores para adornar sus casas. Frutas exóticas de mil colores, verduras gigantes y túnidos recién sacados del Índico. Un auténtico museo etnográfico al aire libre.
Sus calles de casas blancas con balcones franceses, su iglesia anglicana de colores vivos y sus abuelas vestidas como un día lo estuvo la reina de Inglaterra, nos recuerda que estas islas tuvieron dueños europeos que fueron dejando cada uno su impronta y estilo.
Acabamos esta esacapada a las Islas Seychelles sabedores de que es un paraiso conquistado al alcance de algunos pocos, pero con la tranquilidad de haber conquistado sus rincones para enseñarlos a nuestros viajeros.
Más fotos en http://picasaweb.google.es/JOSE4608/SEYCHELLESUNVIAJEINOLVIDABLE#
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