SEMANA SANTA SEVILLA. JUEVES SANTO TARDE

Seguimos por la Calle Arfe y el Postigo, comemos en el Bodegón Torre del Oro. Buena cerveza, buena chacina y buena carne. Hoy ya me cambio al vino blanco de Sanlucar de Barrameda, el Barbadillo, la cerveza ya me carga. Y todo esto en esta escapada hermosa que estamos haciendo con los de Ecowildlife.

Por la Avenida de Colón, paralela al río, ya se escuchan los tambores de la Hermandad de la Cigarrera. Hoy es jueves santo y las “manolas” van de luto. Las mujeres sevillanas se visten de mantilla, luto riguroso por la muerte de Jesús, muchos hombres le acompañan de traje oscuro y corbata. Es momento para la reflexión, pero yo solo veo en la calle mujeres que presumen de maridos, maridos que presumen de mujeres y ganas de pasar la tarde entre amigos. La verdad sea dicha que excepto en la carrera oficial el luto se lleva para lucirlo no para vivirlo.

Hay muchas ganas de “sevillanear”, de enseñar las cosas de guapas de Sevilla. De la mujer sevillana destacan sus ojos verdes y su sonrisa blanca, pelo negro azabache a juego con la mantilla y la peineta. Marido orgulloso siempre a su lado.


Cruzando el Puente de San Telmo, paso fronterizo del río Guadalquivir, que serpentea a sus pies, viene el paso de misterio de la Hermandad de la Cigarrera, le veo girar en el puente mientras recuerdo la bella Carmen de Bizet interpretada por Paz Vega, una Carmen cigarrera con sus pechos al aire en la mujer sevillana que perdió a sus amantes mas impactantemente interpretada de los últimos tiempos. De esa misma fábrica de tabacos, sale esta hermandad de la Cigarrera. El que va a morir, el que será crucificado, es presentado al pueblo mientra un verdugo lo flagela y un romano se mira la escena. La talla es ricamente tallada con todo lujo de detalles y el realismo “acojonante”.

Como siempre detrás viene su madre. Esta Virgen de la Victoria, madre dolorosa que vuelca su duelo al sol del mediodía sevillano, pone a la Torre del Oro, vigía del río, como testigo de la pena que arrastra por las calles sevillanas. Cuando pasa con la banda de la Hermandad tocando un pasodoble, enfilo el camino del río buscando el frescor de la alameda.

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