NACE UN RIO ANDALUZ ENTRE SIERRAS Y PINARES. GUADALQUIVIR(I)


¡Detente aquí, viajero! En estas peñas
nace el que es y será rey de los ríos,
entre pinos gigantes y bravíos,
que arrullan su nacer y ásperas breñas.

El reflejo otro tiempo las enseñas,
las armas, los corceles y atavíos
de razas imperiosas, cuyos bríos
postráronse en sus márgenes risueñas
ensancha entre olivos y trigales,
y al mar corre a rendirle sus cristales.

Mas como lleva sal de Andalucía,
sus aguas vuelve a las del mar iguales,
para llegar mas lejos todavía…

Así rendían honores los sevillanos hermanos Alvarez Quintero al río que llamaron los romanos Betis y los árabes al-wadi al-Kabir الوادي الكبير («el río Grande»),  si bien es cierto que en esta época estival, nace hilo de seda que el viento mece y los pinares arullas.  Aguas abajo recibe al Borrosa y arroyos dispares de la sierra, en El Tranco se hace grande, pantano, llenándose de vida por los pedregales de las sierras de Jaén. Yo nací al pie del Guadalquivir y hoy, 47 años después, voy a seguir la senda que me lleve hasta su muerte en el océano Atlántico, rindiendo honores al rio que navegaron mis antepasados y en el que lavaron sus ropas mis abuelas.

El mítico rio que nace en Quesada, un sencillo pueblo jiennense de las sierras de Cazorla, Segura y las Villas, que no quiere más gloria que dejar pasar las aguas de su cauce y pensar que arrastra con ellas sus historias y canciones. Hoy estuve allí muy temprano, donde nace el viejo rio de entre unas piedras y nunca imaginé tanto caudal para tan poca madre. La emoción de verle trepar entre las piedras me embargó.  Sus primeros pasos, limpios y calmos, son un regalo de más de 500 kilómetros.

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