Lo descubrí por Internet hace un par de meses y esta semana he pasado varios días alojados. Es cierto que no he pernoctado en fin de semana cuando la tranquila localidad serrana de Madrid, se amalgama de gentes venidas de la ciudad cercana y pierde parte de ese encanto que tiene en las mañanas laborales donde solo pasean por sus calles señoras que van a hacer la compra y abuelos a recoger los chavales a la escuela. A cambio uno puede pasear y pararse en
bares y bodegas para descubrir un lugar gastronómicamente inmejorable.
Los dos hoteles pertenecen a la misma familia, los Sanchez-Herrero,
Las Postas de antaño y
Los Robles desde hace menos de una década, pero en los dos, el trato amable y diferenciado es la norma de la casa y en los dos, la gastronomía serrana y la tranquilidad y la paz son sus alicientes inmejorables. En Los Robles aderezado con un spa recién inaugurado que comparten a parte iguales, locales y visitantes. En Las Postas con una cocina de autor que celebran los madrileños desde hace décadas.
Muy cerca de ambos , la sierra inmensa, desde sus terrazas se descubre al temible y temida por los ciclistas
"Bola del Mundo" y en la frías mañanas del invierno la cristalera de Las Postas nos multiplica el calor del sol y nos permite una tertulia agradable y sosegada que como, en estas zonas siempre gira al rededor de la Plaza de Toros o del sempiterno Madrid. Una excelente elección para descansar.
Comentarios
Publicar un comentario