CUIDADO CON EL VOLCAN
Os dejo mi último artículo en ORGANIZA
No hay manera de que nos recuperemos de nuestra particular gripe. Cuando parecía que el sector comenzaba a reflotar, el volcán islandés de nombre impronunciable deja a miles de personas colgadas en aeropuertos, puertos y estaciones y entre ellos, cómo no, a cientos de congresistas y turistas de convenciones y reuniones.
Es cierto que se percibe un pequeño repunte del sector y, a pesar de las malas prácticas de las que ya hemos tenido oportunidad de hablar en esta columna, al menos, se aprecia una ligera recuperación. ¿Y que nos encontramos? La pregunta, nada trivial, nos conduce en un sentido: el de la adaptación a nuevas formas y métodos impuestos por la demanda, a los que nos tendremos que ir acostumbrando de forma definitiva. También a la necesidad de introducir novedosos productos en el mercado, para satisfacer las necesidades de nuestros clientes.
Es necesario renovar el “vademécum” de producto, los servicios ofertados y el sistema en general: esta es la primera lección que deberíamos aprender, y que he podido constatar tras una larga experiencia profesional. Ahora, como hemos dicho tantas veces, no competimos por la calidad, (ya se sobreentiende); en la actualidad, el valor se sitúa en los servicios globales, las ofertas singulares y adaptadas a las nuevas fórmulas de responsabilidad social y respeto medioambiental, sin olvidar los precios competitivos y reales, dentro de un marco de austeridad generalizada.
No todos lo están entendiendo: el ejemplo lo encontramos en destinos maduros, nuestras costas e islas en general, que intentan hacerse un hueco con obsoletas ofertas y viejas infraestructuras. Se han marchado (o se han caído) muchos tour- operadores, dejando huérfanas zonas turísticas antaño de primer orden, mientras que algunos políticos y técnicos funcionarios, continúan haciendo más de lo mismo. Y es que, repito: algunos no han entendido nada.
Pero, paralelamente, y aquí me gustaría poner la lupa, vemos emerger fórmulas creativas y novedosas, que no dejan de sorprendernos, procedentes de destinos hasta ahora apagados o escondidos. Es el momento de apostar a un carta: la de la creatividad, de trabajar para el cliente final, de ofrecer productos basados en la singularidad, lo más hermoso de nuestro patrimonio, de rejuvenecer nuestra estructuras y de cambiar lo obsoleto y dar paso a lo ingenioso. Todo ello, sin perder la perspectiva: El Quijote, nuestro singular e ingenioso hidalgo, sigue vigente varios siglos después y ello no está reñido con la modernidad de Ildefonso Falcones, por poner un ejemplo práctico.
Y, en mayo, llega IMEX: allí estaremos para ver como está nuestro “mundo”. Se trata de una cita recomendable, como también lo es TALTEXPO (Panamá), salón de referencia en Latinoamérica especializado en turismo de lujo e incentivos…curiosa mezcla que se apaga en Europa –como lo ha hecho, para júbilo de muchos, el volcán- y que se revitaliza al otro lado del charco.
Buena compra.
No hay manera de que nos recuperemos de nuestra particular gripe. Cuando parecía que el sector comenzaba a reflotar, el volcán islandés de nombre impronunciable deja a miles de personas colgadas en aeropuertos, puertos y estaciones y entre ellos, cómo no, a cientos de congresistas y turistas de convenciones y reuniones.
Es cierto que se percibe un pequeño repunte del sector y, a pesar de las malas prácticas de las que ya hemos tenido oportunidad de hablar en esta columna, al menos, se aprecia una ligera recuperación. ¿Y que nos encontramos? La pregunta, nada trivial, nos conduce en un sentido: el de la adaptación a nuevas formas y métodos impuestos por la demanda, a los que nos tendremos que ir acostumbrando de forma definitiva. También a la necesidad de introducir novedosos productos en el mercado, para satisfacer las necesidades de nuestros clientes.
Es necesario renovar el “vademécum” de producto, los servicios ofertados y el sistema en general: esta es la primera lección que deberíamos aprender, y que he podido constatar tras una larga experiencia profesional. Ahora, como hemos dicho tantas veces, no competimos por la calidad, (ya se sobreentiende); en la actualidad, el valor se sitúa en los servicios globales, las ofertas singulares y adaptadas a las nuevas fórmulas de responsabilidad social y respeto medioambiental, sin olvidar los precios competitivos y reales, dentro de un marco de austeridad generalizada.
No todos lo están entendiendo: el ejemplo lo encontramos en destinos maduros, nuestras costas e islas en general, que intentan hacerse un hueco con obsoletas ofertas y viejas infraestructuras. Se han marchado (o se han caído) muchos tour- operadores, dejando huérfanas zonas turísticas antaño de primer orden, mientras que algunos políticos y técnicos funcionarios, continúan haciendo más de lo mismo. Y es que, repito: algunos no han entendido nada.
Pero, paralelamente, y aquí me gustaría poner la lupa, vemos emerger fórmulas creativas y novedosas, que no dejan de sorprendernos, procedentes de destinos hasta ahora apagados o escondidos. Es el momento de apostar a un carta: la de la creatividad, de trabajar para el cliente final, de ofrecer productos basados en la singularidad, lo más hermoso de nuestro patrimonio, de rejuvenecer nuestra estructuras y de cambiar lo obsoleto y dar paso a lo ingenioso. Todo ello, sin perder la perspectiva: El Quijote, nuestro singular e ingenioso hidalgo, sigue vigente varios siglos después y ello no está reñido con la modernidad de Ildefonso Falcones, por poner un ejemplo práctico.
Y, en mayo, llega IMEX: allí estaremos para ver como está nuestro “mundo”. Se trata de una cita recomendable, como también lo es TALTEXPO (Panamá), salón de referencia en Latinoamérica especializado en turismo de lujo e incentivos…curiosa mezcla que se apaga en Europa –como lo ha hecho, para júbilo de muchos, el volcán- y que se revitaliza al otro lado del charco.
Buena compra.
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