AMANECE EN CABAÑEROS. PARQUE NACIONAL DE CABAÑEROS

El sol se levanta timidamente a mi espalda, desde el Mirador de las Cigüeñas dentro del Parque Nacional de Cabañeros voy a despedir mi escapada a uno de los lugares más increibles de al fauna española. Con las primera luces del alba todos los animales están acabando una larga noche de avituallamiento y ajetreo. Los ciervos siguen con su berrea que en la mañana se anima aún más. No hace frio todavía, este otoño está siendo caliente.

Una familia de ungulados, el jabali montaraz, cruza raudo delante de mi cámara y sólo deja retratar su estela. Las primeras bandadas de pequeñas aves pasan por encima de mi cabeza. Son los primeros en levantar el vuelo, las grandes aves del parque todavía les queda un rato. Tanto el buitre leonado, como el buitre negro necesitan coger térmicas para poder elevarse. Un zorro olisquea a lo lejos entre los matorrales, muy lejos pero capto su figura movíédose en busca de conejos o nidos de aves. Los estorninos se han adueñado de los nidos de las cigüeñas y desde ellos trinan y se lanzan a la pradera en busca de comida.

Los ciervos se ahuyentan en busca de la seguridad del bosque, sólo van quedando cerca del mirador los grandes machos que se braman desafiantes y alguna hembra, todavía sin haren, todavía solitaria.  Un zorzal, me deja su sombra en la cámara en un aleteado difícil de congelar y sobre los cables de la carretera las golondrinas se acicalan para empezar su ajetreada vida diaria.

Recojo el telescopio y la cámara, hoy ha sido un día bueno de observación. El aire me trae el olor a pradera húmeda y de lejos se ven las chimeneas de Santa Quiteria humear el desayuno. Volveré cuando las grullas tiñan de gris los cielos y las mañanas sean más frías. Sin lugar a dudas el Parque Nacional de Cabañeros se ha ganado la bien merecida fama de "Serengueti español".


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