DÍA 34, DIARIO DEL CORONAVIRUS: UN ABRAZO DEL ALMA A LOS QUE NO PUDIERON DESPEDIR A SUS MUERTOS

Un Iban con sus tatuajes tradicionales
Hoy tenía que hablar del Día de la Tierra, pero no me apetece. Ayer murió José María Calleja, un luchador por la libertad, que venció al franquismo y a Eta, que lucho contra los separatismos excluyentes y  todo un referente para la libertad de prensa en este país. Ayer se murió alguien al que muchos apreciábamos y al que conocí en mis años en el País Vasco.

Pensé en él y como muchos días, pensé en todos los que que no se han podido despedir al marcharse y se me ha partido el alma. Miles y miles de personas que han muerto y que no han podido despedirse de los suyos, me acorde de su soledad, de su agonía y no he podido reprimir la emoción. Hoy quiero acordarme de ellos de la única forma que se, escribiendo de culturas que, como la nuestra, dan sentido a la  muerte.

En Malasia e Indonesia, vive el pueblo Iban.  Tildados de ser pioneros de la caza de cabezas, la tribu Iban era las más temida de todas las existentes en Borneo. Antes de la llegada de la civilización occidental, debido a la superpoblación y escasez de alimentos, invadían terrenos pertenecientes a otras etnias en una brutal y sangrienta guerra tribal, hasta el punto de la limpieza étnica. La confrontación era la única manera de sobrevivir. Hoy compaginan sus actividades agrícolas con su mercadeo occidental y con la visita de los turistas, que cada día en número más creciente, llegamos hasta las long houses tradicionales donde viven.

Los Iban se constituyen como el grupo indígena más numeroso en Malasia, un pueblo vigoroso y nómada, que habita en casas comunales (rumah panjang), asentadas a lo largo de los principales ríos y arroyos del interior de Sarawak(Malasia) y Kapuas, Kalimantan Occidental (Indonesia). Su supervivencia se basa principalmente en la agricultura, caza, pesca y recolección. La comunidad considera las casas comunales como un microcosmos de la sociedad. Su función es asegurar la armonía entre miembros de la comunidad, y al mismo tiempo, mantener un estado de bienestar mediante rituales a los dioses y espíritus.

La mujer del difunto nos invito a comer
Nosotros llegamos a la casa comunal en un momento triste, la muerte de un miembro de la comunidad y pudimos vivir el duelo. El cadáver es expuesto en medio de la gran casa, las mujeres y niños lo velan mientras los hombres se preparan acabando sus labores para la gran ceremonia que se celebrará al día siguiente. Llegan vecinos y familiares desde otras comunidades que lloraran al ser querido con profunda tristeza. A media tarde todos beben aguardiente y se emborrachan y gritan y lloran en la despedida para que el difunto no se marche solo. Nosotros bebimos y gritamos con ellos en una muestra de respeto.

Los Iban utilizan el tatuaje como forma de expresión tribal e incluyen elementos de la naturaleza en sus tatuajes. Los tatuadores suelen consultar a los espíritus para la revelación de un nuevo diseño. Entonces, antes de que pueda comenzar a trabajar en la creación, se debe hacer un sacrificio (matar a un pollo u otra ave) para rendir culto a sus ancestros (nenek moyang). El más representativo es el llamado Bunga terong, situado en los hombros y que significa que un hombre ya puede valerse por sí mismo. Mientras que el tatuaje masculino puede ser realizado en cualquier parte del cuerpo, para las mujeres, por lo general, se realizan sólo en pies y manos considerándose un elemento religioso, ligado a la protección de la influencia de malos espíritus.

Las mujeres bailaron en la ceremonia y mostraron sus tatuajes ceremoniales
Mayoritariamente animistas, los Iban conciben el universo dividiéndolo en varios grupos: los humanos (mensia), que comparten este mundo con otros “seres vivientes” (utai idup), como plantas (utai tumboh) y animales (jelu), pero también con los espíritus, (petara), seres invisibles que poseen poderes sobrenaturales.

La tribu Iban es una de la últimas tribus de Borneo que todavía conserva su forma de vida, alejada de la modernidad, aunque cada día más influenciable, por la comunicación y las formas de vidas que les importamos desde occidente.

Al final del día marchamos y dejamos a la tribu con su duelo  y en silencio recorrimos el río regresando al hogar. Deseamos hoy como aquel día, que cada petara, cada dios particular en cada religión, con sus poderes, los que sean, lleven el alma de los que se marcharon allá donde quisieran llegar.

Esta tarde habló de estos pueblos en la presentación de webinar para acceder, podeis pedir la inscripción en este enlace.

Comentarios

  1. Con gran pesar nos despedimos de un magnifico periodista y sobre todo de una GRAN persona, ejemplo para muchos de lucha.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ASÍ es querid@ desconocid@, yo viví momentos muy duros en el País Vasco y solo la valentía de unos pocos nos mantenía a flote, como Calleja que vivió en sus carnes el terror de la banda asesina. DEP

      Eliminar
  2. Es durísimo perder a personas queridas, y mucho más si son tan excelentes como algunos. Después vendrá la economía, mucha gente lo pasará mal, pero nada comparable a la pérdida de amigos y familiares, en estas circunstancias tan extremas.
    Me abres el mundo con tus relatos, la crueldad de algunas tribus, me horroriza, pero tienen sus circunstancias, no valoramos la capacidad de dolor y sufrimiento que tienen por sus congéneres.
    Leí que una tribu africana sacrificaba su tercer hijo, porque continuamente eran atacados y al huir cada uno salvaba un hijo. A menudo es cruel la existencia.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. para tus ojos y mis ojos occidentales Josefina quizás sea cruel, pero es como hemos vivido desde nuestra evolución, para evolucionar debemos sobrevivir y cada uno lo hace como puede, la muerte y la vida son simples tramites como el hoy el ayer para los que no estan europeizados, es su existencia misma, gracias por contribuir¡¡¡

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares