DÍA 32, DIARIO DEL CORONAVIRUS: LA FELICIDAD DE TODOS COMO MISIÓN DE NUESTROS GOBERNANTES


Hoy no haré entradilla, hoy os haré reflexionar sobre la misión que deberían tener todos nuestros gobernantes, hacernos más felices, que para eso les pagamos. Os cuento el caso de Bután, el pequeño país de los Himalayas.

Se llega hasta Bután en un vuelo acrobático que se deja caer en un valle rodeado de montañas y que hace que la piel se nos ponga de gallina de tan cerca que pasamos por las montañas cercanas. El tiempo se ha detenido en este lugar único en el mundo que atesora algunos de los tesoros naturales más impresionantes del planeta.

Con escasos 700.00 habitantes y sin ejercito propio, esta país pequeño se aferra a la realidad abrazado a su socio indio y siempre bajo la amenazante mirada del poder chino que rodea al norte sus fronteras.  Los visitantes que llegamos de todas las esquinas del mundo nos maravillamos ante las verdes y exuberantes montañas y las cumbres plateadas por la nieve que contrastan con las fortalezas y los monasterios con siglos de historia dispersos por toda  su geografía y que representan centros de poder únicos compartidos por políticos y monjes.

Los ciudadanos de Bután se cuentan entre los más felices del mundo. Y a fe que al recorrer el país nos vamos encontrando múltiples ejemplos de esa felicidad tanto en las zonas urbanas del país como en sus núcleos rurales o en sus escuelas y monasterios que se reparten a lo largo y ancho del territorio.



En 1974, tras la repentina muerte del tercer rey de Bután, el heredero Jigme Singye Wangchuck, de 17 años, se convirtió en el monarca más joven del mundo. Este se propuso conocer hasta el último rincón de su país y a cada uno de sus habitantes. Viajó a las zonas más recónditas –sin acceso por carretera ni electricidad–, se reunió con granjeros y pastores, con lamas, monjes y madres de familia, con niños y abuelos, para conocer sus necesidades.La conclusión de su investigación fue clara: el motor del desarrollo de su reino, con casi todo por hacer, no debía ser el producto interior bruto (PIB), como lo era en el resto de los países del mundo, sino la felicidad interior bruta (FIB o en inglés: GNH, Gross National Happinnes). Y han conseguido durante los últimos años mantenerse en primer o segundo lugar de los países más felices del mundo, solo haciéndose sombra con la europea Finlandia.

Aunque internet y la televisión sólo fueron permitidos en el país en 1999, los butaneses, especialmente los jóvenes, parecen haber acogido los instrumentos de la modernización con naturalidad. Y aunque el turismo comienza a entrar con cifras ya preocupantes para la escasa infraestructura, es cierto que el gobierno ya asume que necesita crear algo más que la exportación de energía eléctrica a la vecina India para mantener esta utopía que es hoy Bhutan. La mayoría de lso butaneses viven en aldeas rurales repartidas por montañas y valles y llevan una vida muy sencilla, pero según dicen felices. son núcleos muy pequeños pero con casas grandes, construidas con adobe, bambú y madera. La primera planta se dedica a los animales, la segunda se usa como almacén y cocina, y en la tercera reside la familia. Cada vivienda suele destinar un pequeño espacio para el altar familiar o chosum. La ayuda entre vecinos es la base de estas comunidades. Al caminar por sus aldeas uno tiene la sensación de haber regresado al pasado. Hombres y mujeres visten trajes tradicionales, conversan pausadamente y visitan a diario monasterios hermosos repartidos por doquier.

La filosofía y la religión budistas son el alma tanto de los habitantes como del paisaje del país. De talante tranquilo y sin escatimar en sonrisas, es prácticamente imposible escuchar una subida de tono o un insulto de boca de un butanés y por supuesto no se escucha un claxon en un país donde la velocidad máxima es de 50 kilómetros por ahora. Lo que si escuchamos hoy son los truenos que resuenan en las montañas cercanas y que dieron a país el sobrenombre del "País del Dragón". Esos truenos son los rugidos de las bestias según una antigua leyenda butanesa.

La educación, la sanidad, la conciliación, el acceso a vivienda y recursos mínimos son obligatorios en el país y están protegidos por ley. Quizás no sea un ejemplo a seguir..., quizás, pero soñar con la utopía, nos podría mantener despiertos.


Vídeo sobrevolando los Himalayas camino de Bután

Comentarios

  1. Querido José Luis, he de confesar que estos días recurro con frecuencia a viajar mentalmente a mis dos  lugares preferidos para reforzar mi equilibrio y paz interior. Uno está en España (tú ya sabes cual es y no lo nombro porque es tu refugio secreto... y el mío😉) y el otro es precisamente Bután.

    Hace exactamente un año yo estaba allí. En esa maravillosa tierra, flanqueada por la imponente cordillera del Himalaya. Las vistas desde la ventanilla del avión conforme nos aproximábamos al aeropuerto de Paro, me quitaron el aliento y fueron un presagio de lo que iba a descubrir en la tierra de la felicidad.

    Ese viaje me ha marcado profundamente. Siento debilidad por el pensamiento budista y tuve la suerte de tener un guía - de nombre complicado, Gyeltshen - que enriqueció enormemente mis conocimientos sobre el tema, a la par que me mostró las maravillas de ese país con una profesionalidad impecable. Tan buen guía como si hubiese sido uno de los tuyos.

    No me voy a enrollar, porque es un tema que da para una eternidad. Pero sí qué diré que mi amistad con Gyeltshen me da para intercambiar con frecuencia mensajes de cariño y amistad con él (otro de los innumerables beneficios de viajar y conocer gente interesante).

    Ayer mismo charlé con él y me dijo que sólamente tienen 4 casos de contagio en todo el país, ocasionado por unos estudiantes que habían vuelto de Europa. Pero que están muy controlados afortunadamente.

    Bueno, todo esto venía a que además me envió un mensaje que me gustó muchísimo y muestra una imagen de una persona haciendo meditación y el siguiente pensamiento: "If you can't go outside, go inside"

    Pues eso, viajemos al interior. Descubriremos que hay cosas que nos pueden sorprender tanto que nos dejen sin aliento, como la cordillera del Himalaya cuando la vi por primera vez desde la ventanilla del avión.

    Cosas que están ahí, pero no lo sabemos. Pero, aviso a navegantes: a ese viaje interior también hay que echarle valor. Descubriremos cimas, pero también abismos. Y hay que estar preparado.

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    1. uuuuuhhhh¡¡¡¡ PILUCA CASI DA PARA UNA ENTRADA TODO LO QUE HAS ESCRITO, BUENO Y SABIO, los budistas son la leche, lo imporante no es se budista, islamista o cristiano, yo no creo en las religiones, lo importante creo yo es SER en mayúscula y luego CREER en lo que somos capaces de Ser.

      bien es cierto que ellos por país, situación, etc, lo tienen algo más fácil para ser y creer, pero no es un imposible, todo lo contrario es una meta que deberíamos alcanzar.

      Gracias un dia más por tu colaboración, besos guapa

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  2. Aprovecho para recomendar la práctica habitual de la meditación 🧘‍♂️.
    Yo lo hago diariamente y siempre a la misma hora, que es la mejor forma de ser constante.
    Los beneficios derivados de esa práctica son increíbles. Y lo mejor, para quién se muestra reticente por temas de conciencia, es que es compatible con cualquier religión, puesto que no se trata de ninguna filosofía religiosa. Es una cuestión eminentemente práctica y muy útil.
    Uno nunca deja de conocerse a sí mismo...

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  3. Totalmente de acuerdo con vosotros, yo no entiendo de economia, pero lo gobernantes que tenemos , son como son. No todos son iguales, pero nos daría felicidad, ver que persiguen la corrupción y se devuelve el dinero.
    Los cambio sociales, siempre los ha promovido el pueblo, gracias a nuestra climatología, disfrutamos de una vida relativamente cómoda, esto relativiza ciertos problemas.
    Conseguir la felicidad desde el interior, es lo primordial.

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    1. La felicidad nos hace más libre, pero como decía Georges Cloney en Up Air, debemos vaciar nuestras mochilas de tanto lastre que llevamos en ellas para disfrutar mas de la vidad, besos Josefina

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    2. Bueno, tu comentario da para pensar. Yo más bien diría que la libertad nos hace más felices. Sobre todo en estos momentos.
      ¿Qué fue antes, el huevo o la gallina? 🤔

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  4. Pero si es menester, yo renunciaría a mi libertad por quedarme encerrada con George Clooney, tirando la mochila y lo que hiciera falta...

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